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Desde España a Chile, de Chile a toda la Congregación. Una Marie Poussepin que nace de la pandemia

on 28 May, 2020
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Santiago (Chile), 28/05/2020, Hna. Licarayén Torres.- A propósito de la cuarentena en que nos encontramos viviendo desde hace ya casi dos meses en la casa viceprovincial en Santiago de Chile, junto a Hna. Berta Tapia comenzamos a realizar una idea que nace desde la búsqueda de acompañar y estar junto a las personas que viven de diferentes maneras este tiempo estremecedor.

Fue así como de lunes a viernes comenzamos a transmitir en vivo por la plataforma digital de Instagram un espacio de diálogo, de encuentro y de reflexión sobre lo que estamos viviendo en nuestro país, agitado por un estallido social y ahora azotado por la pandemia de Covid-19. Esto lo hemos vivido como una puerta abierta para una pastoral desde las redes sociales, que tan importantes son en nuestro tiempo.

Durante una semana estuvimos conversando con varios artistas que nos ayudaron a reflexionar sobre la belleza en medio de la tragedia de la muerte y la enfermedad. Entre la danza, la música, la actuación y la pintura, nos reunimos con nuestro hermano Dominico, fr. Félix Hernández, que nos compartió su experiencia desde España y nos recordó lo importante que es cultivar, sobre todo en este tiempo, la capacidad de contemplación de lo bello para no caer en la fatalidad de la desesperanza. Luego de un interesante diálogo le pedimos a fray Félix que en este tiempo de confinamiento pudiera regalarle a la Congregación un dibujo de Marie Poussepin y hoy queremos compartirlo con ustedes y es él mismo quien nos cuenta que es lo que trató de expresar.

"Al realizar el dibujo de Marie Poussepin quería expresar, ante todo, la constante novedad de la persona y de su modo de vida, a mi juicio adelantada a su tiempo en muchos aspectos, así como la actualidad de Jesucristo y la buena noticia que ella supo anunciar.

El trazo o el empleo de colores vivos son un modo de reflejar dicho aspecto, pero también los elementos con los que la he representado: La balanza simbolizando la lucha por la justicia que, desde la compasión dominicana, siempre la hizo sensible a las necesidades y sufrimientos de las personas, llevándola a encontrar creativamente las respuestas evangélicas que acabarían generando el nacimiento de la congregación. 

El corazón, expresión del amor del Señor que albergaba en su interior y que M. Poussepin anunció y llevó a los demás con palabras y obras a lo largo de toda su vida. 

La paloma es la paz, pero la de Dios, fruto de la justicia y el amor universal.

Estos tres elementos están decorados con elementos étnicos de distintas culturas y motivos de diferentes estilos artísticos que pretenden reflejar la universalidad de la congregación, el envío a todos los pueblos. 

Detrás he colocado la cruz dominicana, como presencia de Cristo y Santo Domingo que es luz (expresada con los pequeños soles o estrellas) que ilumina todos los caminos que también figuran en un fondo de color verde esperanza. 

Finalmente, en la decoración de las ropas, podemos ver florecillas en el delantal que nos recuerdan la fecundidad evangélica del servicio a los más débiles, el grano de mostaza que florece incluso desde el gesto más sencillo. El hábito, por su parte, muestra un diseño similar al de un azulejo, pues este consta de muchos componentes diferentes que, solo juntos, tienen armonía y sentido igual que la vida y misión de las hermanas que se realiza en comunidad. Con todo lo expuesto he querido reflejar, en definitiva, con todo el cariño, que la figura de Marie Poussepin es actualizada en la vida de cada una de las hermanas de la congregación" (Fr. Félix Hernández). 

Este nuevo espacio de predicación ha sido para nosotras una posibilidad de resignificar la misión de Marie Poussepin, pues en medio de la crisis sanitaria en que nos encontramos, hoy es tiempo de encontrar las nuevas rutas que nos lleven desde Dourdan a Sainville y esta imagen es símbolo de los nuevos caminos que buscamos recorrer. 

En nombre de todas las hermanas agradecemos a nuestro hermano Félix por su servicio y cariño. Y le pedimos al Buen Dios que nos ayude responder con audacia y valentía a lo que hoy nuestro mundo necesita.