México, 19/03/2019, Hna. Georgina González Velásquez.- Agradecemos al Señor su providencia a través de estos primeros 40 años de la llegada a tierras mexicanas. Por la audacia misionera de nuestras primeras Hermanas Leonor Avellaneda Navas y María Lilia Alcira Vacca Ávila enviadas el 19 de marzo bajo la protección paternal de San José.

“Gracias Señor porque eres bueno, porque es eterna tu misericordia” (Sal 117)

Como el pueblo de Dios en el desierto, en nuestro caminar a lo largo de todos estos años, hemos vistos el actuar de Dios. Hemos vivido experiencias buenas y otras no tanto, sin embargo, es así, algunas veces, el desierto por el cual marchamos, florece y es bello y otras veces se torna oscuro y tempestuoso. Nuestras hermanas mayores cuentan los beneficios que por intercesión de San José hemos recibido.

Un ejemplo es la compra de la casa del Noviciado. Las hermanas daban vueltas y vueltas buscando la casa adecuada; y por fin llegó la respuesta a la súplica. Un señor les ofreció su casa al oírlas hablar en el banco, ¡que bendición! Por cierto, la primera hermana mexicana se llama Josefina Gracia Meneses, San José se hace presente.

Y hace unos años, un 30 de abril, llegó una imagen de San José a la casa Provincial, no conocíamos al señor que nos la regaló, llegó preguntando por la superiora; sólo expresó: “este santo quiere quedarse en esta casa”, nos llenó de alegría recibirlo por el cariño que le tenemos. Gracias Señor Jesús, por escucharnos y proteger el Proyecto de Marie Poussepin en México, te pedimos la gracia de la fidelidad y raíces profundas para dar respuesta al Reino de Dios. Celebrar juntas esta historia de salvación nos hace ver con esperanza las nuevas llamadas a las que queremos dar nuestra vida. Que nuestra Señora de Guadalupe siga animando nuestro sí al Señor. 

“Gracias Señor, porque eres bueno, porque tu amor nos impulsa y protege”.

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