Sencillez, trabajo y pobreza
La sencillez, rasgo de familia, se traduce en actitud de humildad en la vida de Marie Poussepin y en los Reglamentos. Es la marca que debe identificar cada una de nuestras actitudes personales y comunitarias y el conjunto de nuestra vida. Nos sitúa en la verdad de lo que somos ante el Señor y ante los otros. Nos ayuda a descubrir con alegría, que recibimos de Dios fuerza, seguridad y libertad. Nos hace valorar nuestras posibilidades personales y comunitarias en la verdad, sin ostentación ni temor. Nos estimula a ponerlas al servicio de los otros.
El amor al trabajo, la aplicación a él con todas nuestras fuerzas y según nuestras posibilidades, nos permite asistir a los pobres sin ser carga para nadie. La negligencia en este aspecto hemos de considerarla como tentación peligrosa (cf. R XXVI y XLII).