Un día para organizarse
by Dominicas
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La Grande Bretèche (Tours), 11/07/2024, Sor Gemma Morató i Sendra / Fotos: Sor Conchi García Fernández.- Un capítulo no comienza de inmediato; necesita engrasar y ajustar todos los engranajes, y hoy ha sido ese día.

A las 9:15h, la asamblea se reunió por primera vez en la sala capitular para tratar cuestiones prácticas. La jornada comenzó con una oración a través de un canto del grupo Gen Verde que fue proyectado. Acto seguido, se presentó a las traductoras y a la Hna. Rosalie Yanogo, quien asistirá a la Hna. Ana Patricia Londoño en la secretaría.

Quizás la tarea más laboriosa de la mañana fue coordinar las traducciones en las tres lenguas. La labor de las hermanas encargadas de esta misión no será fácil; desde ya se les agradece su buena disposición y ganas de trabajar. Las traductoras son las Hnas. Amanda Mancipe, Amanda Mesa, Claudia Ruvalcaba, Marceline Ouédraogo, Reetha Mechery y Vanesa Villalobos.

Además, se requiere de una logística eficiente, y para eso contamos con las Hnas. Amala Mary, Emily P., Jenat Mary, Virginie Dolebzanga, Mélanie Kéré, Patricia Yaméogo, Marie Jean de la Croix, Anne Marie Enrione y Anne Marie Enderlin. La viceprovincia de África regaló a todas una bonita bolsa porta folios hecha a mano.

Sor Véronique Margron, priora provincial de Europa, dio la bienvenida con un hermoso discurso, que compartimos más abajo. Sus palabras de ánimo y el recuerdo de lo vivido hace diez años desgranaron el lema del capítulo, abogando por la escucha y el diálogo. Luego, una excelente manera de probar las traducciones fue presentarnos todas por estructura.

La celebración eucarística fue presidida por el párroco del sector de la Casa Madre, Guillame Morin. En su homilía, destacó que la fiesta de San Benito era un día ideal para el inicio del capítulo e insistió en lo mencionado en el artículo de ayer y en lo que también Sor Véronique había transmitido por la mañana. Tal vez esta Casa Madre, tan renovada y transformada, inspire profundamente a este 56º Capítulo General, cuya apertura oficial será mañana.

El almuerzo fue precedido de un aperitivo compartido con las hermanas de la casa en el jardín de invierno, y luego se procedió a la comida.

La tarde inició con una oración a Marie Poussepin y, acto seguido, se agradeció a la Sra. Nathalie, cocinera de la casa del 106 en París, ayudada por el Sr. Thierry, por haber preparado un almuerzo festivo. A continuación, se revisaron y explicaron los procedimientos propios del capítulo, especialmente porque hay bastantes capitulares que participan por primera vez, y se fueron pensando en los nombres de las hermanas que deben asumir alguna responsabilidad concreta en el capítulo, como la comisión de coordinación o las moderadoras, etc. 

Con el rezo de vísperas concluyó este día de preparación para la solemne apertura de mañana. Que el Espíritu Santo nos acompañe.

Bienvenida de Sor Véronique Margron, priora provincial

Queridas hermanas:

Aquí estáis en vuestra Casa. En esta casa común que es nuestra Casa Madre. Una casa marcada por la memoria, por la historia desde 1848, pero también abierta a la actualidad de la Congregación, de la ciudad de Tours, de la Iglesia local, de la vida dominicana y mirando al futuro.

Me complace darles la bienvenida en nombre de las hermanas de Bélgica, España, Jerusalén y Francia que hoy forman nuestra Provincia de Europa.

Bienvenida a cada una de vosotras.

Me alegra daros la bienvenida a esta hermosa casa, que se ha transformado -creo- sin perder su alma.

Algunas de los que estáis hoy aquí os acordaréis, porque estabais en esta misma sala hace 10 años: votamos, no sin cierto dolor, el proyecto de transformación de La Bretèche, con la apertura de un EHPAD (Establecimiento para Adultos Dependientes) en particular. Pero entonces no sabíamos lo que esta decisión conllevaría.

Es así como se inician 7 años de trabajo sin pausa.

A lo largo de estos 7 años, se llevaron a cabo más de una docena de grandes proyectos:

Trabajos preparatorios y construcción de los nuevos archivos, y su traslado para permitir la apertura de la sede vecina de Ehpad.

Renovación completa del sistema de calefacción en toda la casa y en el hogar St. Thomas.

Renovación de toda la hidráulica.

Renovación del auditorio, donde nos encontramos actualmente.

Creación del espacio museográfico y de acogida en la rotonda.

Creación del taller Marie Séraphie.

Creación de estudios en el antiguo secadero, totalmente reestructurado para el proyecto.

Creación de la magnífica pequeña capilla en la gran capilla.

Creación de una sala de reuniones contemporánea en el jardín de invierno.

Renovación de los tejados.                                      

Y por último... la renovación del edificio Sainte Catherine, el edificio central, en menos de un año.

Cerca de 100 empresas y sin duda entre 400 y 500 trabajadores pasaron por aquí.

Todo esto es magnífico y hemos podido lograrlo, gracias también a las hermanas de la Casa que han aceptado todos estos cambios, perturbaciones y novedades a lo largo de los años. Gracias a todas estas empresas y gracias al Sr. Xavier Pats, el consultor de la Congregación, eje de todos estos proyectos con su competencia inigualable. Gracias también -y principalmente- a que hemos contado con los recursos financieros necesarios.

Se trata de cambios muy grandes.

¿Qué es lo que hace que sea o no una transformación? ¿En el sentido del teólogo y psicólogo Ted Dunn y en consonancia con el tema de nuestro Capítulo general?

Lo qué hace la transformación

  • Primero que todo, el consentimiento al hecho de que las cosas, aquí y en otros lugares, no pueden seguir siendo idénticas, a menos que un día dejemos que se marchiten y dejen de corresponder a la vida abierta a los demás, preocupada por los demás. A menos que ya no respondamos a esa vocación cristiana primordial: la hospitalidad.
  • La primera condición para la transformación es no estar en la negación. Afrontar la realidad de frente, con la conciencia de que nuestra vulnerabilidad puede convertirse en una oportunidad para tomar decisiones arriesgadas y audaces. Decisiones cuyas posibles consecuencias escapan al control de cualquiera. Pero si no lo hacemos, probablemente moriremos un poco antes.
  • Otra condición, creo, es el compromiso a largo plazo, el diálogo, la escucha, la confianza mutua entre las hermanas, el gobierno de la Provincia y el Gobierno general, lo que ahora llamamos sinodalidad.
  • Luego está la capacidad de rodearse de experiencia y asesoramiento, permaneciendo al mismo tiempo abiertos a otras opiniones y propuestas.

Hemos intentado hacer todo esto, en esta Casa y en otros lugares, en la medida de lo posible. A veces bien, a veces no tan bien. Con éxitos y fracasos.

Pero entonces, sólo la vida puede decir y dirá si hemos emprendido de alguna manera una auténtica transformación, desde el corazón mismo de nuestra vulnerabilidad, o incluso gracias a ella. La vida que viene de los demás, al servicio de los demás, nos lo dirá: hoy la vida de las mujeres -incluidas nuestras hermanas- y de los hombres en el EHPAD; mañana la de aquellos y aquellas en la residencia independiente.  La vida de las hermanas en La Bretèche. La vida de las mujeres y los hombres que trabajan y colaboran con nosotros. Y las vidas de todos los que pasan por esta casa, para encuentros, visitas, para orar aquí.

Por último, tal vez nosotras mismos podamos dar testimonio de una transformación si sentimos que lo que se hace está al servicio de nosotras mismas, de nuestro ímpetu, de nuestro gusto por la relación con este momento y al servicio del Evangelio de Cristo.

Nos transformaremos en la medida en que comprendamos que es el Evangelio el que recibimos en el encuentro de unos con otros, y que todo lo que se hace encuentra ahí su sentido.

Nuevamente, en nombre de cada una de las hermanas de la Provincia, les deseo un muy buen capítulo y muchos encuentros maravillosos. Sin olvidar jamás que sólo estamos ahí para los demás, en favor de los demás, preocupadas por los más frágiles y vulnerables. Nuestras hermanas, por supuesto, que oran y esperan con nosotras lo mejor para el futuro de la congregación. Pero también, y sobre todo, las mujeres y los hombres que trabajan, luchan, esperan y suplican por la justicia y la paz.

¡Excelente Capítulo General!

Véronique Margron, op

Priora Provincial de Europa

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