Una puerta
Las puertas en el Capítulo general 2024
Hna. Rosario Garcés del Castillo, provincia de Europa.- Hoy quisiera hablar de las puertas, como sabemos una puerta es un hueco, un vacío en la pared que sirve para permitir el acceso o la salida de un espacio cerrado. La función de las puertas es determinante en la vida cotidiana. Ellas proporcionan seguridad y privacidad a los lugares de encuentro y al mismo tiempo permiten la circulación controlada de personas y objetos. De vez en cuando hay carteles que limitan este flujo: “Acceso autorizado solo a los funcionarios técnicos”; “Prohibido el paso a personal del exterior”; “Salida de emergencia”.
Si se mira con ojos de diseñador de interiores, las puertas reflejan el estilo de una época y son elementos que contribuyen a la estética de las construcciones y estructuras.
En algunas culturas, cuando se entra por primera vez en una casa, ha de realizarse en el umbral de la puerta, un rito de purificación o de acogida según el caso. Además, las puertas pueden ser símbolos de cambio de lugar, de nuevos comienzos, de límites que han de ser superados o respetados según convenga.
Al terminar la celebración eucarística de apertura del 56º Capítulo General, en procesión encabezada por las superioras mayores nos dirigimos a la sala capitular pero antes de entrar, H. María Escayola abrió simbólicamente la puerta, como cuando se inician los años santos. Pasamos la “puerta santa” para entrar a la Sala Capitular, lugar de encuentro como Hermanas para pensar, reflexionar, discutir la Congregación que juntas queremos construir.
La puerta que da acceso a la sala no es muy grande, es una puerta normal, pero el día de la apertura del Capítulo, debido al gran número de Hermanas capitulares, se podría decir que se convirtió en una “puerta estrecha”, la puerta estrecha que Jesús en su Evangelio (Lucas 13, 24) nos invita a atravesar.
El mismo Jesús se identificó como la puerta (Juan 10, 9), invitándonos a entrar: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo" (Apocalipsis 3,20).
Mi deseo para el Capítulo General sería que acojamos la invitación de Jesús a escuchar su voz, a abrir la puerta para disfrutar del banquete que nos tiene preparado y en el que cada una tiene su lugar reservado.