Hna. Glorina Jugo

Estructura: Viceprovincia de Estados Unidos
Miembro: Elegido

Profesión: 14/10/2006

Nacida en las Filipinas.

Con educación en Farmacia y Tecnología Médica.

Misión actual

Actual superiora de la Comunidad de formación: Dourdan.

Hospital St. Anne en Fall River, MA, USA: Trabajo en Pastoral de Salud (capellán), misión humanitaria y bioética. 

¿Cuáles consideras que son los principales desafíos para la Congregación en los próximos 5 años?

Viviendo en el siglo XXI con sus crisis globales y sus múltiples crisis morales y socioeconómicas pienso que hemos de enfrentar en los próximos cinco años grandes retos:

  • Una espiritualidad visible y viva: Tenemos una necesidad urgente de que nuestra espiritualidad sea constantemente alimentada y protegida de las influencias negativas de pensamientos erróneos que plagan nuestra sociedad consumista especialmente en el hemisferio occidental. Además, nuestra espiritualidad debe estar estrictamente en línea con los avisos y sugerencias de la Bienaventurada Marie Poussepin, y las enseñanzas de la Iglesia en especial respecto a la justicia sociomoral que impactan directamente la vida sacramental y las bases de la vida familiar. Para ser testigo autentico y fiel de nuestra identidad espiritual única, hemos de vivir en tal forma que:

(a) promueva e impulse un crecimiento espiritual permanente que ayude a cada Hermana a su realización personal en la vida religiosa y en su misión personal,

(b) contribuya positivamente a la vida comunitaria y su misión expresada en una actitud alegre,

(c) nos ayude a ser una presencia profética en nuestro mundo ateísta y materialista.

  • Formación inicial y continuada. Viviendo las disciplinas del proceso de formación de la Congregación de tal forma que ninguno de los aspectos críticos de su valores fundamentales se encuentre comprometidos, distorsionados o abandonados. Solamente, con fidelidad creativa y obediencia de fe se es capaz de continuar siendo un testigo escatológico de los valores Evangélicos en un ambiente secular y post-cristiano dominado por actitudes relativistas y materialistas. 

Si es cierto que los principios de la formación del religioso menor de 30 años son básicamente los mismos del de aquel de más de 30 años, el proceso de formación en cada caso puede ser muy distinto de acuerdo con las diferencias de las experiencias de vida y las expectativas de los dos grupos de edades. Se necesitan entonces, formadores que sean suficientemente sensibles a las “necesidades que no se expresan” en aquellos que están en formación. Al mismo tiempo los formadores deben asegurarse que el proceso de formación permite la creatividad y tiene momentos periódicos de evaluación que confirmen que se ha respondido a estas necesidades. Lo mismo debería ser para la formación continuada de las Hermanas profesas.

La formación debe incluir una seria realización y un entendimiento correcto de los retos locales y globales con sus posibles impactos tanto positivos como negativos sobre la comunidad y la sociedad. Este conocimiento es esencial para determinar la formación profesional adecuada que la Hermana pueda necesitar en su futura misión.

  • Misión más allá de sus fronteras. Considerar un cambio de paradigma en la resolución de conflictos o necesidades mayores: pensar globalmente y actuar localmente. Con una disminución real Hermanas capaces de responder a las distintas misiones, necesitamos:

(a) elegir cuidadosamente los proyectos mientras se desarrollan medios eficaces para llevarlos a cabo. Posibles soluciones para problemas mayores come alojamiento económicamente posible, crisis de sobredosis, salud mental, aborto, trata humana, homosexualidad, problemas ecológicos (reducción de la polución del ambiente y calentamiento de la tierra),

(b) expresar un apoyo real a la promulgación de leyes del gobierno que puedan transformar vidas y restablecer el respeto personal y la dignidad humana.