Hna. Clara de San José: "Espiritualidad de Marie Poussepin: Acompañamiento de/o entre hermanas"

on 21 Abr, 2020
Visto: 2344
DESCARGAR EN PDF:
2. ES H. Clara de San José Descargar
 
Por HNA. CLARA DE SAN JOSÉ (COLOMBIA).- Hacer una relectura de la Espiritualidad y del Carisma de Marie Poussepin hoy, a partir del tema "El acompañamiento de y entre las hermanas". 

Es acercarnos a la vitalidad y experiencia de la Congregación, con ojos capaces de ir más lejos, de palpar en lo narrativo y biográfico de cada hermana, la vida descubierta y saboreada. Releer, es el encontrarse con la vida narrada, donde no soy la misma, porque las experiencias y el aprendizaje vivido en el correr de los años, me permiten ver con ojos nuevos; me permiten también dejar que los otros me lean y me cuenten cómo he cambiado. 

El acompañamiento abarca múltiples dimensiones del ser humano, pero quiero detenerme solo en dos, que me parecen fundamentales e indispensables en nuestra vida: Acompañar en la formación de la responsabilidad personal y acompañar en la formación de una respuesta libre, consciente y comprometida.

1. Acompañar en la formación de la responsabilidad personal es impulsar a la persona, a hacerse cargo de sí misma y de la construcción de su propio proyecto de vida

Hacerse cargo de sí, en cuanto a la posibilidad de llegar a ser lo que se es y lo que se elige ser, implica la capacidad de conocerse y de empeñarse en lograrlo. Conocerse, en cuanto acogerse, encargarse de sí, asumirse, sin huir; esto, en primer lugar, es respuesta a la confianza aprendida en el hogar desde la infancia y reimplantada en la comunidad, en cuanto que esta es lugar para el encuentro consigo misma, junto con otras personas, en torno a la “pregunta por el sentido de la vida” y por el lugar que Jesús ocupa en ella. 

Pero no solo la pregunta gira en torno a sí misma, gira también en torno a los otros, a la naturaleza, a la historia y a la búsqueda de lo Trascendente.

A medida que la persona avanza en el desarrollo de su potencial para actuar, gana en su pertenencia, singularidad, posesión de sí, autodeterminación, es decir, desarrolla su personalidad. Evita refundirse en otro, diluir su propio yo, conquista la propia identidad, se encuentra consigo misma, logrando mayor coincidencia al juzgar, elegir, y actuar, con lo que trata de ser. Nos hace falta caer en cuenta que solo al dársenos la posibilidad de actuar, el potencial decisorio se realiza y la capacidad se consolida.

Quien acompaña se hace garante de las condiciones, contextos y procesos que posibilitan que el otro emerja genuino y distinto a los demás, que se mantenga arraigado en el mundo, saturado y, que a la vez trascienda, supere los límites, las barreras e intereses que lo pueden cosificar. Pero, es en el misterio, en lo indecible, en lo inclasificable, en lo inconfundible, en lo no esclavizable en donde yace el núcleo de la responsabilidad, la dinámica personalizadora que hace posible ser acompañado en el paso de la infancia a la responsabilidad del adulto: “Cuando yo era niño otros razonaban, pensaban y hablaban por mi” (I Cor.13, 11). Ganar en autonomía emotiva, afectiva, pensamiento crítico, en sentido ético y sensibilidad social, posibilita superar el cordón umbilical, no depender del parecer de los otros y actuar como adulto.

Marie Poussepin, “…recogió dos huérfanas del lugar. Llevó también consigo desde Dourdan, a su prima Agnès Revers,…”, (B. Préteseille, p. 72), las acompaña en este proceso, lento, sencillo, paciente… se hace garante de las condiciones y contextos, que viven y ella conoce; inicia procesos que posibilitan que las jóvenes, emerjan genuinas y distintas a los demás, sean agentes de su propia historia, amen sus raíces, trasciendan y superen límites y barreras que las puedan detener. Su programa pedagógico supera el de la Ordenanza de Luis XIV… además el catecismo, la lectura la escritura…aritmética… agrega una formación profesional: “mostrándoles y enseñándoles a hacer medias y otras obras de seda y de lana, en tejido” (B. Préteseille, p.86.) Todo es asimilado y en 1697, ya dos hermanas son enviadas al Hospital de Janville, que acaba de reorganizarse. En ese acompañamiento, descubre el núcleo de la responsabilidad que hace posible el paso de la infancia a la responsabilidad del adulto.

2. Acompañar en la formación para la respuesta libre, consciente y comprometida a Jesús

Frente al “misterio del otro”, la “palabra del otro” surge como revelación, como vocación como capacidad de respuesta autónoma, vital, libre y deliberada, (Fr. J.J Sedano G, 1996, p.p. 20-21). Ante esta realidad, quien acompaña, enseña a tantear, a auscultar múltiples realizaciones, a buscar sentidos, a indagar por la verdad que emerge, al coincidir la propia vida con la propia finalidad, al identificar la propia vocación.

Marie Poussepin, con su fina intuición, “se propone establecer con algunas jóvenes pobres del lugar, una ‘comunidad de la Tercera Orden de Santo Domingo’…” (C. I.P. pág. 11.); detecta las jóvenes que la acompañaran en la misión de anunciar y revelar a Jesucristo, imitando su vida. Ve cómo la vocación, al inicio se expresa como inquietud, como deseo de ser lo que interroga desde dentro, se agudiza al contacto con el sufrimiento, con la realidad de Sainville…resuena en la intimidad de la conciencia y reta de manera personal a decidir.

Dentro de esa realidad personal, el compromiso con los otros, con las hermanas, es un aprendizaje. Aprender a responder, donándose, responsabilizándose de manera interpersonal del compromiso hecho con la vida misma, y con la vida de los otros, en reciprocidad y correspondencia, ¿Puedo yo contar contigo? ¿Puedo yo confiar en ti?… es la base del acompañamiento entre iguales. Es camino indispensable en la construcción de la seguridad interior, necesaria para llegar a la madurez afectiva e interpersonal. La entrega sincera de sí mismo a los demás, es camino de avance en la maduración de la persona y se expresa con los otros, consigo mismo, con la realidad y con Dios. Por eso, Marie Poussepin, quiere que su Comunidad, esté fundamentada en Cristo y las relaciones fraternas, profundicen lo que une, y se experimente la necesidad de cada una de las hermanas, para poder ser ellas mismas.

Este compromiso, va más allá; se trata de responder a las necesidades de la realidad del momento: guerra, hambre, epidemias, ignorancia, enfermedad, es el encuentro con lo cultural, con la naturaleza, con los otros, con la experiencia de apertura hacia éstos y hacia Dios. Es el momento de la vivencia del servicio de caridad.

Acompaña entonces el proceso de aprender a decidir, de enseñar a comprometerse, comprometiéndose, pasando de la indecisión, a la opción y a la actuación. “llamadas a seguir a Cristo en el don total de nuestro ser… para vivir y morir al servicio de la Iglesia, en el ejercicio de la caridad” (C. 1.)  Respuesta comprometida que requiere ser acompañada a lo largo de toda la vida.

JESÚS ACOMPAÑANTE

Acompaña a sus discípulos: A cada uno en persona; los escoge para vivir con Él; son hombres profundamente diferentes; actúa con ellos, como el Padre lo hace con Él (cf. Jn.10, 14-15). Establece contactos personales, íntimos; parte de lo que son, para llevarlos a un crecimiento y a una comunión más profunda. Forma con ellos una comunidad, y lo esencial de la vida del grupo es “estar con Él” (Cf. Mc. 3,13), ser sus compañeros, sus amigos… pone en ellos su confianza y provoca la respuesta. Así les confía su misión: proclamar la Buena Nueva. Acompaña su formación humana y surge la persona.

Jesús acompaña, en la búsqueda de la Voluntad del Padre: Todo tiene su momento y cada cosa su tiempo; el tiempo de Jesús, es el tiempo nuevo, experimentado por Él, el tiempo del acompañamiento y testimonio evangélico.

En la vivencia, de una “palabra nueva” que lo señala como “El Hijo, El Amado, a quien se le ha confiado todo”, (Mc. 1, 9-11), percibe, en discernimiento, que la “voluntad del Padre” es que los excluidos, los no puros, los sufrientes, ocupen de aquí en adelante el centro de su predicación y su testimonio. Se dedicará por entero, a que, a través de él, experimenten la presencia cercana, liberadora, transformante del Padre.

De esta experiencia, surge la disponibilidad para el acompañamiento: Acompañamiento como acogida que reconoce y sana. Jesús abre una casa de acogida e inclusión social (Mc. 1, 21 y 35), un lugar conocido por todos como la “casa” de Jesús, en la cual predica y cura, (Mc. 2. 1- 12), son señales claras de un acompañamiento que hace iguales, sana, y abre puertas. El camino del acompañamiento abre la comunidad a los otros, lo cual es indispensable en la búsqueda de sí mismo; la apertura al diálogo, al perdón y a la gratuidad, son condiciones indispensables para construir “hogar”, comunidad. 

Acompaña en la conversión, en la búsqueda de lo que Dios quiere para cada uno. La gente descubre en Jesús, una respuesta coherente para sus expectativas, por eso lo siguen, (Mc 6, 2-3) y experimentan el poder transformador y compasivo del Padre, (Mt, 18, 5-10). Él les enseña y les muestra el camino para llegar al Padre. Su postura, es clara y contundente, cuando de la voluntad del Padre se trata.

Marie Poussepin, se adhiere a la persona de Jesús. Él, está en el centro de su existencia. Él es su acompañante y con Él y María, descubre la gracia de ser: “la obrera de la Providencia”.

MARIE POUSSEPIN ACOMPAÑA

  • La espiritualidad de la caridad de sus hermanas: solidaridad y dignificación humana

Lo que hoy se vive en muchos de los lugares de exclusión del mundo, lo vivió Jesús en su momento y, también Marie Poussepin a consecuencia de la Guerra de la Fronda: la pobreza real. A medida que avanza y madura, busca saciar su sed, asumiendo la existencia según la radicalidad del evangelio y no da pie a que el individualismo, se imponga frente a la exigencia del seguimiento de Jesús. Desde su vida, acompaña en la solidaridad, en el esfuerzo constante porque sus hermanas sean, y en la entrega gratuita a ellas y a la gente del pueblo.

  • Señala al Señor y acompaña en el ver, palpar y seguir

Se opta por Jesús, en la Congregación, para vivir la misma vida de los apóstoles, para ser encontrados por El: “no me han elegido ustedes, sino que yo los he elegido y los he puesto para que vayan y den fruto y, vuestro fruto dure” (Jn 15, 16). Acompañar es también señalar “he aquí el cordero de Dios…” (Jn. 1, 36) y ceder el paso (Cf. Jn. 1, 37).  El relato de Jn 1, 35-42, lo hace palpable; además de señalar el camino, les permite seguir a Jesús y quedarse con El… Marie Poussepin invita a sus hermanas a hacer comunidad entorno al Señor. Antes, de optar por seguirlo, les advierte de las dificultades, del estilo de vida y exigencias, de posibles riesgos, de la fe necesaria para la adhesión y para asumir las consecuencias, (Jn 8, 12; 10,4; 12, 26; 13, 36). Sin embargo, no es suficiente seguirlo, hay que adherirse de manera confiable (Jn 2, 23-25). Con la pregunta “dónde vives”, los discípulos y las hermanas, expresan el deseo de permanecer en la intimidad junto a Jesús, según el estilo de vida, ideado por Marie Poussepin.

Aunque, tiene casa en “Cafarnaúm”, las fronteras de su obra desbordan las de Sanville, (Mt 8, 20). El apostolado de la caridad se despliega en el mundo entero, expande hacia los de buena voluntad (Mt 2, 50). Allí donde sea necesario testimoniar el Reino, allí está el lugar de la Congregación y el acompañamiento en el testimonio, (Lc 2, 49). 

  • Acompaña en la Consagración por el Reino de Dios y en la construcción de la comunidad, en la caridad

Muchos momentos de oración e incertidumbre anteceden las decisiones de Marie Poussepin al momento de dejar Dourdan, para consagrase por entero, junto con sus hermanas, a la dignificación de los más pobres. Vivir a radicalidad el Evangelio, para llegar a ser Buena Noticia, para darle a la vida un contenido futuro, esperanzador, posibilidad de transformarse y transformar (Is 40,9; 52,7; Mc 1, 1-1, 14). Acompaña la construcción de una comunidad de acogida y regocijo, (Lc 11, 5-8; 12, 42-46; Lc 15, 11-32), la Casa, la comunidad, el templo (Mc 14, 52) del encuentro de las hermanas, de las personas que se relacionan por medio del servicio, de la solidaridad y del perdón, fundado en la Filiación común con Jesús. (Jn 18, 36). 

REFLEXION PERSONAL

  • Confronta con tu vida personal el sentido antropológico del acompañamiento que presenta el texto.
  • ¿Cuáles son las claves, en la experiencia del acompañamiento que te ofrece Jesús y Marie Poussepin, en el modo de acompañar y ser acompañada?
  • A partir del texto, ¿cómo descubres a tu comunidad local en la experiencia del acompañamiento?

 Referencias Bibliográficas

  • Préteseille Bernard, Marie Poussepin o el ejercicio de la caridad. Tours-France.
  • Constituciones y Ordenaciones de las Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación de la Santísima Virgen. (2010) Tours- France.
  • Fr. Nolan, Albert (2001). Jesús antes del cristianismo. Nueva York, Orbis Books.
  • Fr. Sedano, J.J (1996). Hacia una educación de la respuesta. Perspectivas pedagógicas de Tomás de Aquino. Bucaramanga, Biblioteca Dominicana, Convento Cristo Rey.
  • Fr. Sedano, J.J (1998). Servidores de la Palabra. Encuentros con la familia dominicana en América Latina. Bucaramanga, Testimonium Veritatis No 2, Convento Cristo Rey.