Nuestra misión

  

Desde EspañaDesde España

Actualizar nuestro servicio de caridad respondiendo a las nuevas pobrezas

 
Las nuevas formas de pobreza son complejas, van más allá de la privación económica. Hoy abarcan desafíos humanitarios mundiales como: guerra y violencia, problemas de salud mental, vacío espiritual, relativización de los derechos humanos, trata de personas, migración y desplazamiento forzado. Estos problemas emergentes exigen una respuesta valiente y nos impulsan a salir de nuestras zonas de confort, correr riesgos, aprender nuevos idiomas y adaptar nuestra misión, para responder a estas nuevas realidades.

La falta de escucha a los gritos de los nuevos pobres impide responder con pasión y audacia.   

Fuente: Documento del 56° Capítulo General - 2024 


Humanidad servidora de humanidad

 

Desde FilipinasDesde Filipinas

Una llamada a todos, desde el corazón del carisma dominicano 

¿Sabías que tu vida es misión y tu misión es dar vida? Durante siglos, hemos asociado la misión con quienes han consagrado su vida a Dios en la vida religiosa o sacerdotal. Pero ¿y si te dijera que la misión es para todos? No por elección propia, sino porque Dios nos amó primero y nos llamó a pertenecerle. En ese amor originario, todos hemos sido elegidos y enviados a la misión. Todos soñamos con un mundo justo, seguro y feliz. Y esa felicidad es posible porque Dios se humanizó para enseñarnos el camino: vivir en misión permanente.

De esta manera, la misión como un llamado universal, es una vocación que se encarna en cada estilo de vida, en cada etapa, en cada rincón del mundo. Jesús envía a todos: al padre y madre de familia, a la joven estudiante, al abuelo que ora en silencio, al maestro que enseña con ternura. La misión es diversa porque todos somos distintos. Cada persona tiene una historia única, dones distintos, culturas que enriquecen... y el Reino se anuncia desde esa riqueza.  

No todos proclamamos con las mismas palabras, pero todos podemos transmitirlo con autenticidad: en el silencio contemplativo, en la alegría festiva, en el servicio cotidiano, en el compromiso con la justicia. Pero también es unidad, porque todos estamos llamados a cumplirla como anuncio del Reino. A pesar de nuestras diferencias, todos compartimos la misma fuente: el Evangelio y la misma meta: construir comunidad, reconciliar, dar vida.

Lo diverso no divide si está unido por el Espíritu. Cuando el Reino se anuncia desde cada estilo de vida, pero con un mismo amor, nace una sinfonía de fe. Al final, no se trata de uniformidad, sino de armonía porque refleja el corazón mismo de Dios: un amor que abraza la pluralidad sin perder la comunión.

Entonces, ¿qué es hacer misión? Es vivir el Evangelio en lo cotidiano. Es vivir una vida transformada y transformadora, abierta al actuar de Dios, consciente de sus límites, pero valiente en el amor. Es reconocer que una sonrisa, una mirada, un saludo, una visita pueden ser sacramentos cotidianos.  La misión es predicar con todo lo que eres que Dios es Amor, amor que sana, que salva, que perdona, que es siempre fiel. Es sembrar esperanza en cada gesto, palabra y mirada.

Desde nuestro carisma como Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación de la Santísima Virgen, heredado de Marie Poussepin, entendemos la misión como servicio de caridad, predicación encarnada y testimonio de comunión. No es un trabajo remunerado, es una entrega gratuita, una forma de ser humanidad servidora de humanidad. Es vivir como María en el misterio de su Presentación: en escucha, en disponibilidad, en ofrenda constante. Y tú, ¿ya descubriste cómo cumplir tu misión de dar vida con tu propia vida?

La misión no es una tarea que se cumple, es una identidad que se abraza. No se trata de hacer algo por Dios, sino de ser alguien en Dios: presencia viva, palabra encarnada, gesto que transforma. En un mundo que grita por sentido, la misión es nuestra respuesta silenciosa y firme: vivir con propósito, amar sin medida, servir sin condiciones. Entonces cuando la vida se convierte en misión, cada paso es anuncio, cada mirada es consuelo y cada encuentro es revelación del Reino. ¡Somos enviados, todos somos misión!

Texto: Comunidades en Filipinas


India: La educación hoy según el carisma de Marie Poussepin

 

Desde la IndiaDesde la IndiaLa educación, según el espíritu de la beata Marie Poussepin, es mucho más que la transmisión de conocimientos: es una misión sagrada, enraizada en la caridad, la dignidad y el servicio. Nuestra fundadora concibió la educación como un medio de transformación integral, especialmente para los pobres y marginados. Su carisma continúa inspirando iniciativas educativas en todo el mundo, impulsándonos a formar no solo mentes lúcidas, sino también corazones compasivos, cimentados en los valores del Evangelio.

En el corazón del carisma de Marie Poussepin, la caridad vivida en la verdad es esencial. Ella creía que la verdadera educación implica una preocupación profunda por el bienestar integral de cada persona: intelectual, espiritual, moral y social. En el contexto actual, marcado por rápidos avances tecnológicos, cambios culturales y crecientes desigualdades, esta visión interpela a los educadores a ser no solo instructores, sino también testigos del amor, la justicia y la misericordia. La enseñanza se convierte así en un acto de servicio, reflejo de la compasión de Cristo, especialmente hacia los más vulnerables y excluidos.

Marie Poussepin se adelantó a su tiempo al reconocer el poder de la educación para empoderar a las personas y transformar comunidades. En la Francia del siglo XVII, comenzó a educar a niñas en zonas rurales, ofreciéndoles no solo alfabetización, sino también formación profesional y cristiana. Hoy, ese legado se traduce en una educación inclusiva, que respeta la diversidad, promueve la equidad e integra valores en todos los aspectos del proceso de aprendizaje.

Nuestras escuelas e instituciones, inspiradas por su espíritu, están llamadas a responder con fidelidad creativa a los desafíos contemporáneos. Han de ser espacios de acogida, creatividad, diálogo y pensamiento crítico. Las dos instituciones educativas de la provincia viven este carisma con entrega y compromiso. Tanto el colegio St. Dominic's de Karehally como la Academia Marie Poussepin de Nagpur trabajan para preparar a sus estudiantes como ciudadanos responsables y constructores de un mundo más humano.

Un elemento central de su misión educativa es la formación del carácter. Marie Poussepin creía en formar personas íntegras que vivan su fe en la acción. Desde esta perspectiva, educar es formar para la vida, promoviendo valores como la honestidad, la responsabilidad, el respeto, el servicio y la apertura a los demás. No se trata solo de lograr el éxito académico, sino de formar agentes de cambio, capaces de construir una sociedad más justa y compasiva. Para ello, se desarrollan constantemente programas de extensión comunitaria. La Academia Marie Poussepin de Nagpur, por ejemplo, colabora en la atención educativa de niños privados de libertad en Ranchi.

La dimensión dominicana del carisma de Marie Poussepin nos invita, además, a enfatizar la verdad, la contemplación y el diálogo. La educación dominicana promueve la búsqueda constante de la verdad a través del estudio y la reflexión, formando personas capaces de interactuar con el mundo desde el diálogo, la apertura y la sabiduría del corazón. En una era marcada por la desinformación y el entretenimiento superficial, este enfoque resulta más necesario que nunca.

Asimismo, la educación inspirada en el carisma de Marie Poussepin abraza un espíritu comunitario. Implica colaboración entre docentes, estudiantes, familias y la sociedad en general. El educador no es una figura aislada, sino parte de una comunidad que fomenta el respeto mutuo y la corresponsabilidad. Las escuelas se convierten en verdaderas familias que forman personas capaces de vivir en solidaridad. En cada una de nuestras instituciones educativas, las asociaciones de padres y maestros nos ayudan a comprender mejor a nuestros alumnos y a acompañarlos con mayor eficacia.

En conclusión, la educación según el carisma de Marie Poussepin es una respuesta profética y compasiva a los desafíos del presente. Es una educación que libera, dignifica y transforma. Arraigada en la caridad e iluminada por la fe, forma personas intelectualmente competentes, moralmente rectas, espiritualmente profundas y socialmente comprometidas. Inspirados por el legado de Marie Poussepin, estamos llamados a continuar esta misión con valentía y creatividad, haciendo de la educación un camino hacia el florecimiento humano y un testimonio vivo del Evangelio en nuestro tiempo.

Texto: Hna. Anupa Toppo


Sabernos infinitamente amadas por Dios

 

Desde ÁfricaDesde ÁfricaPara nosotras, la misión es una respuesta que nace del sabernos infinitamente amadas por Dios, que en Jesús nos llama a seguirle como único referente. Pregonar sus maravillas, anunciar su Palabra, servir sin reservas a la causa de su Reino es un compromiso de amor que buscamos cumplir cada día, allí donde Él nos envía a través de la Congregación.

Así lo entiende y lo vive Marie Poussepin, nuestra fundadora, quien, movida por este fuego, deja Dourdan, su próspera ciudad natal y va a Sainville, pueblecito olvidado de la campiña francesa donde las guerras y los desastres naturales han dejado muerte, ignorancia, desamparo de los más débiles. Sabe que es el lugar donde Dios la quiere; donde la esperan el prójimo herido en el camino, los indigentes que mendigan pan y sanación de sus heridas, las niñas y jóvenes sin futuro, cautivas por la ignorancia y la falta de oportunidades para salir adelante.

Da el paso definitivo dejando atrás cuanto puede aportarle seguridad y vida fácil porque comprende que es el momento de responder con su amor al que Dios le ha brindado desde la eternidad. Pone entonces sus energías, sus capacidades y atributos femeninos al servicio de un proyecto que llama “Obra de la Providencia”. Es un proyecto dominicano tan amplio como las respuestas que la caridad le inspira, en el que tienen cabida todas las obras de misericordia, espirituales y corporales.

En Sainville establece un taller de caridad organizada donde no hay clausuras ni puertas que cierren el paso, no hay normas que ponen límite al servicio ni obstáculo a la entrega. Sólo hay disponibilidad para escuchar y palabras para sanar, gratuidad para dar a manos llenas lo que de igual manera se recibe del Cielo; allí la atención al anciano tiene tanta prioridad como la educación de la joven, enseñar a leer y escribir es tan importante como curar al enfermo. Proclamar el Evangelio es anunciarlo en la catequesis parroquial, en los bancos de la escuela o en el encuentro casual y amigable con el vecino; hacer presente la salvación es proclamar la misericordia de Dios, pero es también abrir caminos de esperanza a las jóvenes capacitándolas en el tejido de medias.      

Marie Poussepin hace de Sainville cuna de su Congregación y punto de partida y referencia para nuestra misión de Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación. Después de 325 años, seguimos encontrando allí inspiración misionera y estímulo para nuestro quehacer; un quehacer que no se identifica con obras, instituciones, trabajos benéficos; está por encima de ellos, los supera porque nace del amor y busca ser aporte a la construcción del Reino “donde Dios será todo en todos”.          

Texto: Hna. Myriam Botero Sinisterra (España)


 

Enviadas a revitalizar la misión con la fuerza del Espíritu

 

Desde ChileDesde Chile“El carisma de Marie Poussepin ha sido la fuente del dinamismo y la creatividad que han permitido a la Congregación cumplir su misión de anunciar la Palabra y prestar el servicio de caridad a lo largo de su historia, en contextos y situaciones diversas y cambiantes. Hoy vivimos el drama de pueblos enteros obligados a desplazarse de sus lugares de origen; la violencia; las condiciones de marginalidad y pobreza de los grupos más vulnerables de la sociedad: mujeres, niños, ancianos; la destrucción y el acaparamiento de los recursos naturales para beneficio económico de unos pocos, son gritos de la humanidad que nos impactan y reclaman nuestra respuesta.

Las orientaciones de la Iglesia, a través del Papa Francisco y de la vida religiosa nos sitúan una y otra vez ante esta realidad del mundo, donde también el anuncio del Evangelio sufre persecución y la fe parece diluirse. Estas son llamadas a nuestra conciencia que nos urgen a restaurar la dignidad de la persona humana, la integridad de la creación, la esperanza y la paz, a la luz del Evangelio y del carisma. Es imprescindible tener el coraje de trascender fronteras, afrontar el riesgo, reorientar presencias, cambiar lo que sea necesario, reavivar el fuego del Espíritu y la pasión por la propia vocación, con la misma generosidad y abnegación que tuvo Marie Poussepin para superar fronteras y pasar de Dourdan a Sainville.

Este es el camino…

Para ponernos en camino de respuesta, hay exigencias: 
  • Arraigo del corazón y la vida en el Señor; en Él encontramos la fuerza para romper muros, y la agilidad y disponibilidad incondicional para responder con libertad.
  • Vivencia de la interculturalidad, signo del Reino, que comienza con el arraigo en la propia cultura, se ejercita en la comunidad local con el conocimiento, la valoración de las diferencias personales y culturales de quienes la integran y genera una nueva cultura que se expresa en la misión”.

Fuente: Documento del 55° Capítulo General - 2019 


 

Una misión inspirada en la Caridad

 

¡Caridad y misión en Marie Poussepin son inseparables! Su caridad ardiente y activa, a imagen de Jesucristo, fue una verdadera brújula para el camino en la misión. Marie Poussepin, fundadora de las Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación, sirviendo a Jesucristo en el pobre, el enfermo y necesitado, descubre la gracia de entregar su vida al anuncio del Evangelio. La escucha activa a los signos de los tiempos, que lee e interpreta a la luz de la oración y la Palabra de Dios, le van preparando para el servicio de la caridad, en su familia, en Dourdan, su ciudad natal y luego en Sainville, lugar donde inicia su obra.

En su hogar va acompañando y respondiendo a las necesidades de su familia, y a la vez se va abriendo a las necesidades de otras personas que sufren. Más tarde, como empresaria en Dourdan, promueve la dignidad del trabajador, el justo reconocimiento de sus derechos y deberes, desarrolla la cultura del trabajo y ayuda a la promoción integral de la persona y la familia. Nos podemos preguntar, ¿cómo una mujer en el siglo XVII puede convertirse en empresaria, promotora del cambio social, luchar por la dignidad de la persona hasta dejar su comodidad y salir de una ciudad próspera como Dourdan, para ir a Sainville una ciudad devastada por la guerra, el hambre y la miseria; donde pobres, enfermos y niños huérfanos estaban en extrema necesidad? 

Desde ColombiaDesde Colombia

El testimonio de caridad principalmente de su madre, el servicio a los enfermos, la ayuda a los pobres y el servicio en la parroquia, desde su infancia, la fueron sensibilizando a la caridad y a la misericordia. Así fue entendiendo que el Evangelio de la caridad, sólo se vive haciendo la caridad. El Espíritu Santo que sopla donde quiere y su disponibilidad y apertura a la gracia fueron suscitando en ella una fina percepción social, un hondo sentido eclesial y descubriendo a Cristo en la persona que sufre. Más tarde ella recomienda: “servir a Cristo en el enfermo” y la educación de la juventud como obras de misericordia.

Este deseo profundo de encontrar y servir a Cristo en la persona que sufre la sacó de su mundo, de su familia, de su comodidad y bienestar y la llevó al mundo de los otros, la puso en camino, la puso en misión. Misión que articula: oración, estudio, contemplación, experiencia, fragilidad, humanidad, fraternidad, porque toda la vida según Marie Poussepin debe ser anuncio y predicación. El testimonio de tantas hermanas y de ayer y de hoy y tantos laicos que han entregado y siguen entregando su vida al anuncio del Evangelio según el carisma de Marie Poussepin, mantienen en la historia este servicio de caridad, que es predicación y anuncio del amor de Dios, en cuatro continentes: Europa, América, Asia y África. 
 
¡Este es el tiempo favorable! El tiempo de la esperanza para ampliar horizontes y dar un nuevo impulso al trabajo en Iglesia, con los laicos y otras comunidades, que tienen el corazón y la mente abierta a las necesidades y clamores de nuestro pueblo. Soñadores que luchan con fe y esperanza para que a cada persona se le reconozca su dignidad y libertad de hijo de Dios, en el reconocimiento a sus derechos y el respete a su historia y su cultura como "hermanos en Cristo" (Col 1,2). Pluralismo e interculturalidad. Santidad de vida, testimonio profético y creatividad pastoral, son ejes que impulsan y dan vitalidad a la misión.
 
Fuente: Gobierno General - 2017

Abiertas al mundo: La misión nos interpela

 

Como Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación estamos llamadas a “anunciar a Jesucristo” (C 82). Este anuncio da sentido a nuestra misión: “predicar”, es decir hablarle al mundo del Dios que llevamos dentro, que nos plenifica, nos llena de gozo y nos impulsa al servicio de Caridad. Urge ir a los lugares necesitados de anuncio de la Palabra de Dios. “Cada una está llamada a descubrir el rostro del Señor Jesús, en el rostro de aquellos y aquellas que encuentra” (Informe sobre la vida de la Congregación, 2014, pág. 26). “Todos somos llamados a esta nueva «salida» misionera. Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar esta llamada: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (E.G. Nº 20). 

Fuente: 54º Capítulo General - 2014

 
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