Justicia y Paz

Índice del artículo

La migración una realidad asumida compasivamente

Hna. Nícida Díaz Leal, Caracas (Venezuela).- La realidad migratoria en Venezuela hoy: una realidad padecida por nuestros hermanos/as, y asumida compasivamente por la vida consagrada y Red Clamor Venezuela (Red eclesial latinoamericana y caribeña de migración, desplazamiento, refugio y trata de personas). Una realidad padecida por nuestros hermanos y hermanas migrantes. ¿Por qué la migración en Venezuela? Por la situación País; buscan un mejor futuro, mejor calidad de vida, hay temor ante tanta violencia e inseguridad, falta de alimentos y medicinas, servicios básicos precarios: en la mayoría de los Estados viven sin energía eléctrica, sin agua y sin gas doméstico. Por otro lado, la educación pública se ha reducido a dos días por semana o tres hora por día para que los maestros y profesores puedan rebuscarse en otros trabajos que les ayude a sostener la familia. Cientos de miles de jubilados y pensionados profesionales no tienen para la comida diaria y medicina; los indígenas venezolanos tienen en este momento la tasa más alta de desnutrición de la historia reciente, los trabajadores del sector público ganan menos de 10%.

Hay una economía burbuja que quiere mostrar que en Venezuela todo está arreglado, pero en realidad sólo se benefician quienes están en el poder, y los enchufados al régimen, mientras el 80% del pueblo venezolano se las arregla para sobrevivir y si no hay otra manera de vivir migran sin mirar atrás, llevando en su corazón el dolor y la nostalgia, la incertidumbre que genera la migración, pero se deciden abandonando todo en las manos de Dios. Salen en busca de una vida digna…

Estamos inmersos en una crisis económica sin precedentes ya que el Estado está en la miseria, y la sociedad venezolana es infinitamente más pobres, la pobreza nos roba la esperanza, la falta de educación crea caos y confusión, la demanda de mano de obra barata y la demanda de sexo comercializado, ofrecen la oportunidad de ganar dinero, la impunidad y la falta de justicia nos hacen vulnerables ante el irrespeto a nuestros Derechos Legítimos, creando en el pueblo venezolano la falta de opciones, que pone a la mayoría a merced de la Migración Forzada y la entrega voluntaria a los traficantes y tratantes.

¿Qué consecuencias trae para Venezuela?

Un país abandonado por la fuerza joven, que se expone a un futuro sin esperanzas; al no tener oportunidades de estudio prefieren migrar en busca de trabajo. Son presas de la esclavitud moderna: tráfico ilegal de personas - Víctimas de la Trata de personas - Explotación laboral y sexual.

Familias fragmentadas que trae como consecuencia los dejados atrás: Niños y adultos mayores, en su gran mayoría quedan solos en sus casas…

¿Cómo afecta a los migrantes cuando llegan a otro País?

La mayoría de los migrantes salen sin documentos porque no tienen acceso ya que cualquier documentación es inalcanzable por el alto costo que tienen; esta realidad se agrava cuando gestionan algún trabajo y por no estar legalmente corren el riesgo de ser explotados en el trabajo y amenazados por su ilegalidad a veces no les pagan y los despiden sin nada… Los utilizan y los despiden cuando ya se han servido de sus fuerzas y capacidades. Otra realidad que padecen nuestros hermanos/as migrantes fruto de no tener la documentación requerida, es la mendicidad forzada.

Una realidad asumida compasivamente: por la vida consagrada y la Red Clamor Venezuela.

La comisión de Justicia y Paz (Defensa de la vida) de la Conver (Confederación venezolana de religiosos/as) y la Red Clamor Venezuela asumimos compasivamente esta realidad, como una nueva manera de vivir nuestros carismas, acompañados de la fuerza que nos da el Espíritu Santo para ser signos de esperanza profética y testigos de una Iglesia misionera, sinodal, que camina con los empobrecidos y excluidos.

Aprovechamos la providencial oportunidad de consolidar alianzas con las organizaciones eclesiales que en el país conforman la Red Clamor con una clara perspectiva en la misión de acoger, proteger, promover e integrar a las personas migrantes, desplazadas y refugiadas expuestas a convertirse en víctimas de la trata de personas.

Nuestra meta es crear un equipo de facilitadores interdisciplinarios que esté en movilidad permanente, durante un año, acompañando las 19 casas de paso para migrantes y repatriados que tenemos en el País, así como a los colegios y servicios donde se sirva y trabaje con la población vulnerable, formando e informando, de modo que sean capaces de asumir e integrar en su cotidianidad, los conocimientos en materia de migración sus causas y consecuencias.

También queremos visibilizar la difícil situación experimentada por los migrantes que han sido víctimas de Trata u otros delitos de odio, compartir experiencias para conocer las formas de captación y explotación desarrolladas por los tratantes y explotadores, así como las vías o rutas que usan, tanto dentro como fuera de las fronteras venezolanas.

Por los momentos hemos iniciado cursos emergentes de promoción para el trabajo con el objetivo de evitar la migración y prevenir la prostitución, o cualquier situación que ponga en riesgo la vida y la dignidad de las personas.

Esta es una experiencia significativa donde la sinodalidad se hace realidad, ya que las congregaciones presentes disponen de sus estructuras para hacer posible este proyecto, que no es nuestro, es de Dios, que hoy nos pide responder desde nuestros carismas compartidos para “Que todos sean uno y el mundo crea”. No existe otro camino en nuestro tiempo, sino es el camino sinodal donde podemos soñar con los ojos abiertos y los pies en la tierra haciendo posible el Reino de Dios en la alegría de servir y entregar la vida en comunidad.

Toda esta realidad me ayuda a evocar a Marie Poussepin que se deja sorprender por Dios para responder a la realidad de su tiempo, formando en la prevención y el cuidado de la vida de tanta juventud que estaban en situación de riesgo, enseñándoles “a trabajar para ganarse la vida y hacerles capaces de evitar los desórdenes a que exponen la miseria y la ignorancia” (IP). Ella responde a las urgentes necesidades de su tiempo y forma la comunidad para llevar junto a sus hermanas la obra de Dios… Nosotras hoy también estamos llamadas a continuar “en actitud de conversión permanente para vivir con audacia y prudencia el proyecto de Marie Poussepin” (Cfr. 550 CG 2019. Pág. 25… “afrontar el riesgo, reorientar presencias, cambiar lo que sea necesario, reavivar el fuego del Espíritu y la pasión por la propia vocación” (550 CG 2019. Pág. 22).

 

Visto: 39183