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Por HNA. NÍCIDA AMPARO DÍAZ LEAL* (VENEZUELA).- Una relectura de la espiritualidad y del carisma de Marie Poussepin, hoy. En la espiritualidad de Marie Poussepin, hoy, es importante subrayar un matiz relevante. Ella fue una mujer que vivió al ritmo del Espíritu. Sabemos que la espiritualidad no es otra cosa sino ¨…el arte de prestar atención al Espíritu Santo¨1. Vivir la espiritualidad desde esta óptica es hacerse don para los demás. Esta es la espiritualidad de Marie Poussepin, se hizo don para los demás, y ¨pasó haciendo el bien¨ (Hch 10, 38).
En Marie Poussepin, se trata de una espiritualidad operante que la lleva a hacer el bien y a estar en continua búsqueda de la voluntad de Dios. Esta afirmación: “Vio lo que es recto a los ojos de Dios y lo cumplió”, nos revela a una mujer de profunda y exquisita fidelidad a la Voluntad de Dios. Ver lo que es bueno, lo que es recto a los ojos de Dios y cumplirlo, es descubrir situaciones y acontecimientos más allá de las apariencias, para encarnar en actos lo descubierto y convertir en acción la Palabra.
Marie Poussepin descubre que todo lo que viene de Dios nos hace bien, nos humaniza, nos convierte desde un triple movimiento: hacia Dios, hacia nosotras mismas y hacia los demás, incluyendo la ecología; esta es la dinámica de la justicia social, de la noviolencia y de la paz, a saber, un movimiento continuo de conversión que implica relaciones fraternas, justas e incluyentes; relaciones que humanizan a la persona y al mismo tiempo humaniza el ambiente donde compartimos la vida y la misión; nuestra casa común.
Si ella vivió al ritmo del Espíritu de Dios, y buscó continuamente la Voluntad de Dios, su vida se movió al ritmo de la justicia social, la noviolencia y la paz. En ella se cumplen las Bienaventuranzas de la justicia, de la mansedumbre y de la paz (Mt 5, 6.10.4.9).
La justicia social y la Caridad
La justicia social, en la espiritualidad de Marie Poussepin, tiene su fundamento en la Caridad inspirada en Jesús, que es totalmente incondicional, ¨la caridad mutua debe estar regulada por la que Jesucristo tiene por los hombres…¨2.
La justicia social nos lleva a reconocer a la persona en su dignidad fundamental, somos hijas/os de un mismo Padre, porque ¨Dios nos ha elegido para que seamos sus hijos con el mismo origen y destino, con la misma dignidad, con los mismos derechos y deberes vividos en el mandamiento supremo del amor…El amor de misericordia para con todos los que ven vulnerada su vida en cualquiera de sus dimensiones¨3.
Mirando a Marie Poussepin desde la perspectiva de la justicia social, es releerla como ¨Apóstol Social de la Caridad¨. Ante la miseria humana, la enfermedad y la ignorancia, ella no vacila en entregar su vida a Dios para servirle en sus hermanos más pobres. En ella no hay dualismo alguno: ¨Una sola mirada contemplativa, la compromete a hablar a Dios o de Dios, en una caridad plena de misericordia y de compasión¨4.
En Marie Poussepin los valores de honestidad, entrega, amor al trabajo, compromiso con la parroquia, responsabilidades sociales, recibidos durante su infancia y juventud, van creciendo en la medida de su experiencia contemplativa de Dios y desde la dura realidad histórica que le tocó vivir.¨El estar con Jesús nos forma a una mirada contemplativa de la historia, que sabe ver y escuchar en todo la presencia del Espíritu y, de modo privilegiado, discernir su presencia para vivir el tiempo, como tiempo de Dios¨5 .
Ella es ¨Apóstol Social de la Caridad¨ porque su objetivo es anunciar el Evangelio desde un compromiso con la justicia social. Así la encontramos en Dourdan, en 1685, revolucionando el trabajo textil, reemplazando el tejido a mano por los telares e introduciendo en los contratos de aprendizaje unas cláusulas sociales; suprime la tasa de aprendizaje, onerosa para la familia de los aprendices; asegura una formación para el trabajo, y contribuye de esta manera a la prosperidad económica de la ciudad, favoreciendo el progreso industrial y la promoción de los jóvenes por la educación y el trabajo.
En Sainville Marie Poussepin, con su entrega total a los más pobres, hace construir una casa donde acoge a las jóvenes del campo para enseñarles a leer, a escribir y a vivir cristianamente. Con el fin de escoger maestras para los campos en donde las soliciten… Ella busca retirar de la mendicidad a las jóvenes del campo, gente sin asilo y sin recursos, ocupándolas en un trabajo que les permita ganarse la vida con dignidad.
“De nuestra fe en Cristo hecho pobre, y siempre cercano a los pobres y excluidos, brota la preocupación por el desarrollo integral de los más abandonados de la sociedad¨6.
Su caridad creativa, audaz y organizada, hizo posible que su experiencia, en la promoción por el trabajo, la comprometiera a buscar caminos accesibles que permitieran a cada cual ganarse la vida dignamente, sin ser carga para nadie. Este servicio de caridad es también participación en los esfuerzos para modificar las estructuras sociales o crear otras que permitan la promoción integral de mujeres y hombres.
Por eso nuestra espiritualidad, como la de Marie Poussepin, ha de encontrarse en la caridad, pues ella es ¨el alma, la motivación decisiva de la promoción personal y social… caridad eficaz que lleva a elegir los medios sociales, culturales, económicos y políticos conducentes a la liberación de los pobres¨7.
"La Iglesia no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia…El pensamiento de la Iglesia es ante todo positivo y propositivo, orienta una acción transformadora, y en ese sentido no deja de ser un signo de esperanza que brota del corazón amante de Jesucristo…guiada por el Evangelio de la misericordia y por el amor al hombre, escucha el clamor por la justicia y quiere responder a él con todas sus fuerzas"8.
Marie Poussepin, testigo de la noviolencia y de la Paz
El Espíritu la capacitó para permanecer en la presencia de Dios. Por eso, y desde su experiencia espiritual, invita a sus hermanas de comunidad a vivir en esta presencia Divina: ¨Conservad la presencia de Dios en todas vuestras acciones¨9.
Quien vive en la presencia de Dios y la conserva en todas sus acciones no puede sino ser testigo de la noviolencia ante un mundo fracturado, cuando la violencia se impone como estilo de vida para sobrevivir y sobresalir a costa de la dignidad humana. ¨La violencia es un mal; es inaceptable como solución de los problemas; es indigna del hombre. La violencia es una mentira porque va contra la verdad de nuestra fe, la verdad de nuestra humanidad, la violencia destruye la dignidad, la vida, la libertad del ser humano¨10.
La violencia desdice de Dios y lo maldice, porque su dinámica de relación es la deshumanización y por tanto, la destrucción de lo más sagrado para Dios, el ser humano creado a su imagen y semejanza, bendecido por Él y creado para acompañar a sus semejantes (Gn 1, 27 – 28; 2, 18).
Desde esta visión evocamos la invitación que Marie Poussepin nos hace a crear relaciones fraternas y llenas de caridad, pues, es la única manera de hacerle frente a las relaciones engendradas por la violencia que, ¨destierran la caridad, ahogan el espíritu primitivo y se corrompen sin remedio…estas relaciones son un perpetuo semillero de envidias, sospechas, desconfianzas, enemistades…dan lugar a divisiones, hacen mucho daño al prójimo¨11.
La violencia ciega el corazón y adormece las entrañas, nos incapacita para escuchar la pregunta que Dios nos hace ante las realidades más duras de la vida. ¿Dónde está tu hermano? (Gn 4,9).
Marie Poussepin testigo de una época, donde la violencia era el pan cotidiano, en toda su expresión; propone acoger la verdadera caridad, que a ella le hizo mucho bien para hacer posible la obra que la Providencia le confió. Movida por el Espíritu, reconoció en cada momento cuál era la acción que debía tomar: a sus aprendices les da un oficio; a las jóvenes las ayuda a salir de las condiciones más duras de la vida y a la Iglesia le da una comunidad, con la novedad del momento para que hiciera perdurable el ejercicio de la Caridad en el mundo.
Las Reglas Generales para la conducta de las hermanas de la comunidad de Sainville, sintetizan la caridad que acompañó a Marie Poussepin, haciéndola testigo de la noviolencia y de la paz: ¨Sed dulces en vuestras palabras, sencillas en vuestros discursos…. Estad llenas de caridad… Tened mucha ternura y vigilancia respecto de las niñas que educáis… Sed dulces sin debilidad, firmes sin dureza, graves sin altivez, corregid sin cólera… Tened mucha prudencia y paciencia, una gran bondad y singular modestia…¨12.
La noviolencia, un camino hacia la Paz
“Parte de una adecuada comprensión de la espiritualidad consiste en ampliar lo que entendemos por paz, que es mucho más que la ausencia de guerra. La paz interior de las personas tiene mucho que ver con el cuidado de la ecología y con el bien común, porque auténticamente vivida, se refleja en un estilo de vida equilibrado unido a una capacidad de admiración que lleva a la profundidad de la vida¨13.
Marie Poussepin fue una mujer de paz. ¨Bienaventurados los que buscan la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios¨ (Mt 5,9); fue una hija de Dios, que vivió abandonada en la Providencia, trabajando en hacer mientras tanto, todo lo que podía y pidiendo con insistencia aquello que aún no podía (Conf. Reglas Generales). Ella no se desesperó; llena de confianza en Dios ¨no ahorra esfuerzos para dar a su comunidad una solidez y un espíritu que puedan mantenerla viva a través del tiempo…confía bastante en la Providencia de Dios, para creer que sus hijas no carecerán en absoluto de los socorros necesarios, siempre que sean fieles a sus reglas y asiduas en el trabajo¨14. Sabía que lo primero era buscar el Reino de Dios y su justicia: ¨recoger a las pobres muchachas sin asilo y sin recursos, ser útiles a los pobres enfermos del campo por los consuelos, las sangrías y los remedios, y enseñar a las jóvenes campesinas, el catecismo, a leer, a escribir y a trabajar¨15, lo demás se iría dando por añadidura (Conf. Mt 6,33).
Hoy releemos a Marie Poussepin así: Un estilo de vida equilibrado, de una profunda paz interior y promotora de la justicia social y la noviolencia; todo esto, fruto de una espiritualidad sostenida que, hoy sigue inspirando a sus hijas, también, a personas de buen corazón que apoyan y sostienen con su testimonio de vida, esta Obra de la Providencia.
Pautas para nuestra reflexión personal y comunitaria
1. Al acercarme a la lectura y reflexión del tema vamos a compartir:
¿Qué me suena? (Aquello que me llama fuertemente la atención y cuestiona).
¿Qué me disuena? (Aquello que hace ruido a mis oídos, pero me da lo mismo, me deja indiferente).
¿Qué me resuena? (Aquello ya he venido reflexionando, cuestionando y, ahora se confirma en mí).
2. Respecto a la realidad que nos acontece en estos días:
Hoy estamos viviendo una realidad que ha herido profundamente la humanidad, el Covid-19. Sin lugar a duda este acontecimiento dejará en nosotras una lectura que, a la luz del Evangelio y de nuestro Carisma, nos pondrá en salida para responder a la manera de Marie Poussepin, y dar testimonio del amor de Dios, llevando a todos la esperanza que habita en nuestro corazón.
Nos preguntamos:
¿Qué me está queriendo decir Dios, hoy, con la relectura de la Espiritualidad y del Carisma de Marie Poussepin relacionado específicamente con la justicia social, la noviolencia y la paz?
*Hna. Nícida Amparo Díaz Leal, es una hermana venezolana, Provincia de El Caribe, es teóloga y trabaja como docente en el Instituto de Teología para Religiosos y en el Centro de Estudios de formación inicial para los religiosos. Forma parte de la comunidad del noviciado y acompaña los procesos de formación cristiana de las comunidades del barrio.
- RUPNIK M., En el fuego de la zarza ardiente, P.P.C., Madrid 1998, 43.
- Marie Poussepin. Reglamentos II.
- Documento de Aparecida. Nos. 382 y 384.
- Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación. La Formación en la Congregación. “Ratio Formationis”, Tipografía Vaticana, Roma 1996, 11.
- Francisco. Papa. Alegraos. Carta Circular a los consagrados y consagradas. 2014. Pág. 32.
- Francisco. Papa. Exhortación Apostólica: Evangelii Gaudium. Nos. 183. 2013.
- Galilea. S. El Camino de la Espiritualidad, 51.
- Francisco. Papa. Exhortación Apostólica: Evangelii Gaudium. Nos. 183.
- Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación, Constituciones, Tipografía Vaticana, Roma. 1990. 180.
- (Doctrina social de la Iglesia,496).
- Marie Poussepin. Reglamentos II.
- Marie Poussepin. Reglas Generales.
- Francisco. Papa. Carta Encíclica: Laudato Si, No. 225.
- Cartas de N.V.M. Marie Poussepin. Pág. 5, 15.
- Cartas de N.V.M. Marie Poussepin. Pág. 13.