Poner el mundo al revés

on 08 May, 2021
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Washington, DC (USA), 08/05/2021, Hna. Claudia Ruvalcaba Cano.- “Reconstruyamos con Justicia” es el tema del Día Internacional del Comercio Justo, que se celebra anualmente el segundo sábado de mayo desde el año 2004.

Nuestra sociedad moderna ha colocado a la economía en primer lugar y en torno a ella pareciera que giran todos los otros aspectos de nuestra vida; sin embargo, todos sabemos que algo falla en la forma en cómo funciona el comercio. Nuestras estructuras y prácticas comerciales están diseñadas de manera que benefician a los más poderosos; mientras que los pequeños agricultores, artesanos y trabajadores quedan expuestos a la explotación y tienen que luchar para obtener los ingresos que necesitan para vivir. El año pasado, su situación empeoró con la llegada del Covid-19 a nuestro mundo, siendo ellos, los que más sufrieron.

Actualmente, escuchamos por todas partes que es importante volver a la “normalidad” para poder reactivar la economía, pero la verdad es que no podemos volver a practicar el comercio de la misma manera en que solíamos hacerlo. La crisis del Covid-19 ha demostrado que la destrucción de la naturaleza, la deforestación y la crisis climática y sanitaria, están interrelacionadas, la explotación de las personas y del planeta están generadas por una causa común.

El Día Mundial del Comercio Justo fue creado en el año 2004 por la Organización Mundial del Comercio Justo (WFTO), una asociación global de 324 organizaciones en más de 70 países. Su principal objetivo es promover valores humanos que contribuyan a la lucha contra la pobreza y la explotación, el cambio climático y la crisis económica que tienen el mayor impacto en las poblaciones más vulnerables del mundo.[1]

Este año, con el tema: “Reconstruir de manera más justa”, la WFTO nos invita a dar un paso hacia adelante y unir nuestras fuerzas para enfrentar estos problemas juntos. Recuperarse de una pandemia le da al mundo la oportunidad no sólo de construir mejor, sino de reconstruir de manera más justa. No podemos simplemente volver a la antigua “normalidad”, porque esta antigua normalidad dejó en atraso a millones, además de estar destruyendo nuestro planeta. Si realmente queremos construir un mañana justo y sostenible, necesitamos una transformación a diferentes niveles.

Esta transformación debe tomar en cuenta: agendas políticas públicas de comercio justo, reducción de las crecientes desigualdades, un modelo económico y agrícola que respete los límites de nuestro planeta y una democracia económica donde los pequeños agricultores, artesanos y trabajadores tengan voz. También se dan algunas recomendaciones a los diferentes gobiernos:

  1. Proteger: poner en primer lugar la salud y los medios de vida de los agricultores, artesanos y trabajadores.
  2. Rediseñar: los planes de estímulo deben estar condicionados a la debida diligencia en materia de derechos humanos y a los compromisos climáticos de las empresas.
  3. Modificar: las reglas del juego para que las empresas pongan primero a las personas y al planeta antes que el lucro y las ganancias.
  4. Reparto justo de los recursos: incentivar el consumo sostenible mediante la fiscalidad y la contratación pública sostenible.[2]

La WFTO nos desafía, éste es el tiempo de actuar… no podemos esperar más. Al enfrentar esta pandemia, hemos tenido la valentía, el coraje y la fuerza común para trabajar juntos y cooperar para disminuir la curva de contagio. De la misma forma, podemos unirnos también para disminuir la curva de la desigualdad. Es tiempo de repensar nuestra economía. Es el momento de "poner el mundo al revés"[3] como lo hizo Jesús. El no buscó reemplazar a los que estaban en el poder por otros que no lo estaban. El buscó algo más radical que eso. Tomó los valores de su tiempo y les dio un giro completamente diferente. Jesús buscaba un cambio social que implicaba una profunda conversión espiritual.

Sólo a través de una conversión espiritual estaremos en el grupo de aquellos a quien Jesús llamó bienaventurados porque eran pobres, y afortunados porque generosamente podían compartir con los demás. Sólo cuando compartimos estamos viviendo en el reino de Dios, donde todo es de todos.

Por lo tanto, éste es el momento oportuno en que podemos reconstruir de manera diferente y justa para que nadie se quede atrás y nuestro planeta vuelva a estar entero y sano.


[3] Jesús hoy, una espiritualidad de libertad radical, Nolan, Albert, pg. 50