Girardot, Cundinamarca (Colombia), 17/10/2021, Hna. Olga María Botia Sánchez.- En el contexto de la celebración del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, aprobado a través de la Resolución 47/196 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, se puede verificar que, a pesar de los esfuerzos e iniciativas de distintas organizaciones para concientizar al mundo sobre la necesidad de erradicar la pobreza y la indigencia en todos los países, “las estadísticas del Banco Mundial y las Naciones Unidas muestran que hay en el mundo más de mil millones de personas viviendo en la pobreza extrema. De ese gran total, el 70 % son mujeres. De igual forma, 7 de cada 10 personas que mueren de hambre en el mundo son mujeres o niñas (UNIFEM, 2010) y según la Organización Mundial del Trabajo, las mujeres constituyen actualmente el 60% de los trabajadores pobres”.
Los países pobres necesitan tener como prioridad la erradicación de la miseria y el desarrollo social de sus habitantes, aunque deban analizar el nivel escandaloso de consumo de algunos sectores privilegiados de su población y controlar mejor la corrupción (LS 172)
Parafraseando lo que dice el papa en la Encíclica Laudato Si: “el objetivo de este artículo, no es dar información o saciar nuestra curiosidad, sino tomar dolorosa conciencia y atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar”. (Cfr. LS19)
En el siglo XVII en Francia, en la humilde aldea de Sainville, en el corazón de la Beauce, irrumpe la figura de Marie Poussepin, mujer empresaria, solidaria, cuestionada por la realidad de pobreza y miseria que vive la población “se propone fundar una comunidad de la Tercera Orden de Santo Domingo para utilidad de la Parroquia, para instruir a la juventud y servir a los pobres enfermos” I.P
Esta propuesta sigue vigente en la misión que realiza la Congregación de las Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación de la Santísima Virgen en 37 países del mundo, y lo testifica la audacia y creatividad que en cada época ha tenido, para responder a los desafíos de pobreza y miseria en los contextos a donde ha sido llamada.
Inspiradas en el evangelio, la Doctrina Social de la Iglesia y las fuentes del Carisma, cotidianamente estamos en contacto directo o indirecto con rostros de: migrantes, víctimas de la guerra, desplazados, desempleados, mujeres campesinas, discriminadas, explotadas sexualmente, jóvenes sin oportunidades de una educación de calidad, enfermos terminales, adultos mayores abandonados, etc. que nos desafían a ser proactivas y a no ser indiferentes con su situación. Desde la educación, la salud, la promoción social y aliadas con instituciones que enriquecen nuestros saberes en el emprendimiento y gestión de Proyectos Solidarios, a ejemplo de Jesús compasivo y misericordioso, buscamos iniciativas que alimenten la esperanza y contribuyan a restablecer la dignidad humana y a liberarlos de esta realidad que por distintas causas y decisiones les toca vivir.
Que esta celebración Internacional del Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza, en tiempo de Post-Pandemia del Covid 19, sea la oportunidad para reconocer los esfuerzos que hacen algunos países para luchar contra este flagelo de pobreza y corrupción; los aportes de las distintas organizaciones internacionales y la Iglesia, para visibilizar los nuevos rostros de una humanidad vulnerada en sus derechos y que exhorta a todos desde su área de conocimiento o estilo de vida, a mantener un espíritu de búsqueda de alternativas y acciones, que generen soluciones concretas ante la degradante miseria y pocas posibilidades reales de superación de un alto porcentaje de personas en el mundo.