Dar vida en lo ordinario y lo extraordinario

on 01 Dic, 2023
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Bagdad (Iraq), 30/11/2023, Hna. María Ángeles Flores.- Mujer humilde, gesto amistoso, sonrisa acogedora; movimientos lentos, como huella de años de servicio a los enfermos, de noches de vigilias y de arduos esfuerzos para sostener el Hospital San Rafael de Bagdad; mirada respetuosa, acogedora, serena, firme; en ella encuentras atención, respeto, alivio.

Me refiero a Sœur Maryanne-Pierre, supervisora ​​administrativa del hospital San Rafael, quien recibió, el 17 de noviembre del año en curso, junto con nueve médicos, la medalla Benémerenti de nuestro querido Papa Francisco (el premio papal “Pro Ecclesia et Pontifice” es la más alta distinción otorgada por el sumo pontificio de la Iglesia Católica a los laicos y al clero).

La condecoración fue entregada por Mons. Mitja Leskovar, Nuncio Apostólico, y Mons. Jean Sleiman, Arzobispo de la Iglesia Latina de Irak. Sor Maryanne-Pierre estuvo acompañada fraternalmente por Sœur Bernadette Youssef, superiora viceprovincial de Medio Oriente, por el Padre Ameer Jaji OP y por las hermanas de las comunidades de Iraq.

Sœur Maryanne-Pierre y los nueve médicos condecorados son queridos y respetados en el Hospital San Rafael, son personas que supieron dar la vida, con calidad profesional, en el servicio ordinario de cada día, no raras veces gratis, y en el servicio extraordinario durante guerras, violencia, escasez y amenazas.

Nuestra hermana Maryanne-Pierre reconoce que el mérito se extiende a muchos otros compañeros:

"Debo decir que el honor que hoy nos toca no es sólo nuestro: muchas personas generosas y competentes han trabajado con nosotros durante muchos años: médicos, enfermeras, personal administrativo y auxiliar. No debemos olvidar tampoco el compromiso de nuestros generosos benefactores que hicieron posible que nuestro Hospital estuviera al servicio de miles de enfermos en los momentos más difíciles, y que pudiéramos atender a los heridos durante los enfrentamientos violentos. Juntos pudimos brindar un servicio a nuestra querida ciudad de Bagdad, siguiendo la enseñanza del ejemplo de Jesús, en cada persona, especialmente en los que sufren, debemos ver un hermano y una hermana.

Anhelamos, por la gracia de Dios, que este Hospital siga siendo el hogar de todo aquel que busque alivio al sufrimiento, ya sea corporal o moral y que siempre estemos, siguiendo el ejemplo de NUESTRA SEÑORA DE LA PRESENTACIÓN disponibles, devotos y Apóstoles de caridad según el carisma de nuestra Madre Fundadora Marie Poussepin.

Con estos sentimientos quisiera decir una vez más en nombre de todos: ¡Muchas gracias, Dios los bendiga!".

Estaremos presentes allí donde la Iglesia nos llame y donde nuestros hermanos nos necesiten, sin distinción de país, de cultura o de religión, prontas a vivir los riesgos y los sacrificios que la evangelización implica (C 84).

 

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