Lima (Perú), 21/01/2018, Hna. Maribel Burgos Ugaz.- ¡Fue un día inolvidable! ¡Un día para guardarlo en mi corazón! ¡Vi a mi pueblo sediento de fe! ¡Fue una verdadera fiesta de la fe!
Esta experiencia de participar en el servicio de ministros de la Eucaristía en la misa del Papa Francisco, celebrada en Lima con la presencia de más de millón y medio de personas, ha significado de manera personal una bendición y una gracia especial de parte de Dios.
La logística fue bien diseñada. Estuvimos organizados en pequeñas capillas dentro de los sectores, adorando al santísimo Sacramento en la eucaristía desde las 9 am hasta las 3:40 pm que empezó la misa. Fue una jornada llena de fe y esperanza para nuestra Iglesia peruana; también para mí, mi Congregación y mi familia. Allí, pedimos al Señor de los Milagros, por intercesión de los santos peruanos, por el aumento y santidad de las vocaciones futuras en esta tierra “Ensantada”, como dijo el papa Francisco.
No sólo la emoción me ha embargado, sino algo más profundo que brota de la dicha de haber escuchado el mensaje del Papa, el compromiso de poner en práctica, de responder a la llamada del Señor, del Evangelio, del pueblo... La invitación es para todos.