El Salvador, 7/11/2018, Hna. Evelyn Guadalupe Cecilia Córdova Grande, provincia de Guadalupe.- Después de 38 años de espera para que la santidad de Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez fuera reconocida, por fin se llegó el día para celebrarlo el 14 de octubre de este año. Sin embargo han sido más de 38 años en los que el pueblo salvadoreño le ha considerado santo. Su santidad era reconocida ya desde sus predicaciones, sus luchas por el respeto de la vida y para que la paz y la justicia fueran posibles. Desde siempre el pueblo le amaba porque en él encontraban consuelo, Monseñor era la voz del pueblo, así nos lo enseñaron nuestros padres y abuelos.
Desde el día 13 de octubre, Hna. Reyna Elvira Itzep Chaj (guatemalteca), Hna. Evelin Carolina Hernández Cáceres y Hna. Evelyn Guadalupe Córdova Grande (salvadoreñas), no podíamos dejar pasar esta gran fiesta lejos de nuestro pueblo y nos hicimos presente en la vigilia organizada para celebrar a San Romero de América, “la voz que nadie pudo callar”. Teníamos que estar allí para celebrar, para recordar, para renovar el deseo de hacer vida tantos mensajes que nos dejó por herencia a través de sus homilías.
El día 13 fuimos convocados para iniciar la procesión de los farolitos en la plaza Salvador del Mundo y dirigirnos hacia la Catedral Metropolitana del Divino Salvador. En tres horas recorrimos casi 4 kilómetros, entre gritos, ritmos musicales, pancartas y danzas, para congregarnos frente a catedral y participar de la solemne Eucaristía presidida por el sacerdote Jesuita José María Tojeira en vísperas de la canonización.
A través de la homilía el P. Tojeira nos invitó a que “ante este Romero santo, profeta, pastor y padre amoroso que cuida a sus ovejas y protege los derechos de los empobrecidos de nuestra tierra, los salvadoreños debemos mirar hacia nuestra realidad personal y social. Romero se tomó en serio el testamento del Señor Jesús cuando dijo a sus apóstoles y a nosotros que nos amemos unos a otros como Él nos ha amado. Por eso su espíritu ha resucitado ya y vive en su pueblo. Quiere vivir en todos nosotros e insiste en que seamos autocríticos. Quiere que nos preguntemos si seguimos a Jesucristo y a tantos testigos generosos de la fe que antes de nosotros pusieron el Evangelio como el centro de sus vidas. Nos pide, desde la mirada al Evangelio, al Señor y a sus santos, que venzamos la desigualdad y el individualismo consumista, en los que hoy se concentra la idolatría del dinero. Mons Romero nos pide que trabajemos por una sociedad donde el espíritu cristiano, generoso y fraterno esté por encima del afán de lucro individual”.
Después de la celebración eucarística, con cantos alusivos a Monseñor Romero, quedamos en vigilia para esperar la celebración oficial en Roma, la cual seguimos en pantallas gigantes a través de un enlace vía internet. Aunque el sueño nos agotaba, a las 2:00am nuevamente nos incorporamos, pues había llegado el momento esperado y a las 2:36am, hora de El Salvador, fue el momento en que el Papa Francisco pronunciaba: “declaramos y definimos santos a… Oscar Arnulfo Romero Galdámez, los gritos de júbilo no se hicieron esperar, luces de color, globos, y el sonar de las campanas, nos hacían vibrar de gloria y alegría, nuestro santo, nuestro querido Monseñor Romero realmente había Resucitado en el corazón del pueblo Salvadoreño y en el corazón de la Iglesia. Culminamos la celebración con la visita a la cripta que había sido decorada con flores y luces que transmitían la alegría de la Resurrección.
Verdaderamente con “Monseñor Romero Dios pasó por El Salvador” (Ignacio Ellacuría)