Tiébelé (Burkina Faso), 07/04/2021, Sr. Julienne Nikiéma, delegada de JPIC viceprovincia de África.- En 1948, la Primera Asamblea Mundial de la Salud convocó un Día Mundial de la Salud para conmemorar la creación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Desde 1950, este día se celebra cada año el 7 de abril, con el objetivo de crear conciencia sobre un tema de salud específico, y para resaltar alguna área de preocupación prioritaria para la Organización Mundial de la Salud.
Construyamos un mundo más justo y saludable para todos, es el objetivo de 2021. En los últimos años, los países de la parte occidental del Pacífico han experimentado un crecimiento muy rápido en su economía, en migración y desarrollo. Esto creó oportunidades de una vida mejor para muchos, pero al mismo tiempo dejó atrás a otros. La pandemia de Covid 19 ha llevado a muchas personas a la pobreza, a la inseguridad alimentaria y las desigualdades sociales y de salud han aumentado. Este año, el Día mundial de la Salud tiene como objetivo unir a las personas a fin de construir un mundo más justo y saludable teniendo como principio el poder ofrecer el más alto nivel de salud posible a todas las personas sin hacer distinción de raza, credo, condición económica o social.[1]
La Iglesia universal también presta atención especial a los enfermos y a quienes les brindan atención y asistencia mediante la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo llevada a cabo el 11 de febrero de cada año. Esta es una oportunidad introducida por el Papa Juan Pablo II como una forma en que los creyentes puedan ofrecer oraciones por los que sufren enfermedades.
La pandemia actual ha intensificado la desigualdad en nuestros sistemas de salud y ha puesto de manifiesto las ineficiencias en la atención de los enfermos, los ancianos, las personas débiles y vulnerables que no tienen acceso a la atención médica de manera equitativa. Sin embargo, la pandemia también ha puesto de relieve la dedicación y la generosidad del personal sanitario, voluntarios, personal de apoyo, sacerdotes, religiosos y religiosas por su entrega, responsabilidad y amor al prójimo.[2]
Marie Poussepin nos inspiró siempre a "servir a los enfermos con gran caridad, y sin mostrar ningún signo de disgusto. Traten, como sea posible, de ser aún más útil para el bien de sus almas que para el alivio de sus cuerpos".[3] Consagradas al Señor para el servicio de la caridad en la Iglesia, las Hermanas Dominicas de la Presentación en la Viceprovincia de África nos dedicamos a la pastoral de la salud. Siguiendo el espíritu de nuestra Fundadora, somos testigos de la compasión, la misericordia y el amor de Dios diariamente a través de nuestra cercanía y solidaridad con los enfermos, pobres y los más vulnerables sin hacer ninguna distinción.
Con el apoyo económico de Manos Unidas y de Italian Association, abrimos el 12 de junio de 2018, el CSPS (Centro de Salud y de Promoción Social). Es un centro de salud para la promoción social llamado Saint Vincent de Paul en Tiébelé, un municipio rural en Burkina Faso. En este nuevo Centro de salud brindamos atención médica y preventiva para niños que sufren de desnutrición, y ofrecemos consultas prenatales para embarazadas y partos. Somos 15 miembros del equipo trabajando en nuestro CSPS: 5 hermanas y 10 laicos.
Recibimos un promedio de 900 pacientes al mes. Las enfermedades más comunes son la malaria y la bronquitis. Aún no hemos encontrado ningún caso de Covid-19 en nuestro centro, pero seguimos respetando las medidas de protección y prevención vigentes en el país para cuidarnos a nosotros mismos y a los demás.
El CSPS está abierto todos los días excepto los domingos. Con frecuencia, los pacientes suelen llegar tarde para su atención, y esto hace que se vuelva más difícil. Con nuestros escasos medios tratamos de apoyar a las personas pobres que llegan y no tienen los medios económicos para recibir un tratamiento de salud adecuado.
Como todas las demás misiones, enfrentamos muchas dificultades, pero hemos aprendido a confiar en la Divina Providencia. A través de este humilde ministerio de salud, en esta periferia de Burkina Faso, nos mantenemos fieles al llamado del Papa Francisco: “Sólo con una mirada cuyo horizonte esté transformado por la caridad, que le lleva a percibir la dignidad del otro, los pobres son descubiertos y valorados en su inmensa dignidad, respetados en su estilo propio y en su cultura, y por lo tanto verdaderamente integrados en la sociedad.”[4]