Francia, 18/12/2021, Hna. Pascaline Bilgo (delegada de JPIC - Provincia de Francia).- La celebración del Día Internacional del Migrante demuestra que el fenómeno de la migración es una realidad innegable. En efecto, las migraciones movilizan cada vez más la atención de la comunidad internacional. Los retos y dificultades de estos movimientos migratorios exigen una mayor cooperación y acción colectiva entre los países.
Las personas abandonan sus países por muchas razones: para estudiar, para reunirse con sus familiares, para buscar empleo o medios de subsistencia. Muchas personas también abandonan sus países para escapar de la delincuencia, la violencia, los conflictos, la persecución, la inseguridad, la discriminación, las catástrofes naturales y la degradación del medio ambiente, o de la pobreza. Aunque algunos casos de migración internacional están motivados por razones económicas, los conflictos, la violencia, la persecución, la represión política y otras violaciones de los derechos humanos se encuentran también entre las principales causas del desplazamiento de las personas. El 18 de diciembre de 1990, la Asamblea General adoptó una resolución sobre la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migrantes y de sus Familiares. Cada año, el 18 de diciembre, las Naciones Unidas, a través de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), organismo vinculado a la ONU, aprovecha el Día Internacional del Migrante para destacar las contribuciones de los migrantes y los retos a los que se enfrentan, incluyendo también a los desplazados internos.
El Papa Francisco ha expresado repetidamente su preocupación por la triste realidad de muchos migrantes y refugiados. Nos insta a ofrecerles una acogida adecuada y digna. Porque, aunque la compleja realidad de las migraciones humanas tiene motivos muy diversos, revela el germen de la aspiración a un horizonte trascendente de justicia, libertad y paz. Da testimonio de una preocupación que remite, aunque sea indirectamente, a Dios: sólo en Él puede el hombre encontrar la plena realización de todas sus expectativas.
Muchos países están haciendo un esfuerzo notable para acoger a los inmigrantes. Francia es uno de los países que están a favor de la acogida de inmigrantes. La provincia de Francia se suma a esta dinámica: no deja de acoger a Hermanas de otras estructuras para estudios o para la misión. Esta actitud es un signo de hospitalidad, de apertura a otras culturas y también de fraternidad. El compromiso de algunas Hermanas de la provincia con asociaciones que trabajan por la dignidad de las personas, de los más pobres y de los extranjeros es un signo tangible de la voluntad de acompañar a los más frágiles y del compromiso de trabajar por la causa de los inmigrantes. A modo de ejemplo, mencionamos tres lugares de compromiso:
- La mesa de Jeanne Marie, en Tours: acoge a los inmigrantes, a los jubilados sin recursos, a las personas solas sin ingresos o con muy pocos ingresos y se les proporciona comidas, convivencia y dignidad. Junto con otras asociaciones, es también un centro con muchas actividades, que ofrece asistencia administrativa a los inmigrantes, tardes culturales, de aprendizaje y de formación.
- Para los Cautivos la Liberación, en París: la misión de esta asociación es ser una presencia de la Iglesia para las personas en situación de exclusión social: personas sin hogar, prostitutas y menores viviendo de la calle. La asociación los acompaña en un camino de liberación e integración. Gracias a sus equipos de profesionales y voluntarios, la asociación acompaña a las personas sin domicilio fijo a través de recorridos por la calle, de servicio de guardia y de apoyo. La mayoría de las personas que acoge son inmigrantes.
- Casa Bakhita: es un proyecto de la diócesis de París dedicado a apoyar y promover la acogida e integración de los migrantes. Es al mismo tiempo un lugar que brinda recursos para apoyar el compromiso de sus socios, un lugar de acompañamiento a migrantes a través de talleres y formación y un lugar de encuentro fraternal para sensibilizar al público en general sobre la cuestión de la migración.
Como afirmó Nadia Elena Vacaru[1], el reto de la migración requiere caridad, hospitalidad y solidaridad con los migrantes, así como también una estrecha y auténtica cooperación a nivel de la comunidad internacional, para proteger la dignidad, los derechos y la libertad de las personas. Por ello, requiere la "creación de nuevas redes de solidaridad, para la promoción de un auténtico espíritu de diálogo y de enriquecimiento mutuo que surge del encuentro de culturas. La migración es un testimonio vivo del Evangelio, que pone a prueba las virtudes de la caridad, la esperanza y la fe”[2].