Siempre en camino

on 03 Feb, 2022
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Colombia, 03/02/2022, Hna. Gloria Patricia Corredor Mendoza, presidenta de CONACED Nacional.- En el marco de la participación en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, siendo delegada de la Conferencia de Religiosos de Colombia CRC y responsable desde la Presidencia de la Escuela Católica para Colombia CONACED, y conscientes de estos tiempos complicados y llenos de incertidumbre, donde a criterio de muchos la educación ha tenido que sufrir la peor de las crisis develando grandes brechas, problemáticas y retrasos; esta participación fue una oportunidad para releer desde la Iglesia la tarea común de la educación.

 Hna. Gloria Patricia CorredorHna. Gloria Patricia CorredorCada cambio requiere un cambio educativo que haga madurar una nueva solidaridad universal y una sociedad más acogedora” (Papa Francisco, 2019, párr. 1)

Así, según lo propuesto en el Concilio Vaticano II ‒ y como lo expresó el documento para el discernimiento comunitario trabajado en la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe Compromiso por una educación integral y transformadora‒ la educación cristiana es el escenario para acercarse al patrimonio cultural del pensamiento y del Espíritu. Escenario que tiene una importancia decisiva en la vida del ser humano y en el progreso social, en cuanto permite cultivar la verdad y la caridad.

En tal sentido, la Iglesia (así como la Congregación) debe seguir promoviendo y velando por una educación de calidad que sea integral e integradora, que promueva espacios académicos y que permita a los estudiantes acercarse de manera profunda a las principales formas de pensamiento y ciencia que ha creado el ser humano.; Pero también, será vital que los jóvenes dominen las distintas maneras de ampliar su propia formación  tanto de forma regular como sistemática, promoviendo los diferentes aprendizajes, pero sobre todo, el aprender a aprender. Por lo anterior, promover y velar por la calidad de la educación será una tarea constante en todos los niveles educativos previstos: educación inicial y preescolar, básica, media, tecnológica y universitaria y en todo contexto de formación: educación urbana, rural y popular.

También se destaca cómo la educación es un sistema vivo y generador de pensamiento crítico y de trasformación de la vida de las personas y la sociedad, y como lo afirmó el Papa Francisco: “Es hora de mirar hacia adelante con valentía y esperanza. Que nos sostenga, por tanto, la convicción de que en la educación se encuentra la semilla de la esperanza: una esperanza de paz y de justicia. Una esperanza de belleza, de bondad; una esperanza de armonía social”. (2020a, párr. 22).

De igual manera, son muchos los desafíos a los que debemos responder para continuar liderando nuestro sector. Así, desde el marco del Pacto Educativo Global podemos resaltar tres desafíos principales: colocar la persona con todas sus expresiones y roles en el centro de los procesos educativos que se llevan a cabo; invertir todos los esfuerzos necesarios para lograr una educación de calidad; y reconocer el valor y finalidad última de la educación: aprender a servir para vivir juntos.

También, debemos implementar procesos pastorales en todos los niveles educativos, comprometidos con el diálogo entre fe - ciencia - tecnología y a favor de una ecología integral, desde el discernimiento colectivo, comunitario y participativo de la realidad actual, que derive en propuestas creativas, pertinentes y ajustadas a las circunstancias particulares. No podemos perder nuestro rumbo porque “la escuela es católica en la medida en que los principios evangélicos y el magisterio de la Iglesia se convierten para ella en normas educativas, motivaciones interiores y al mismo tiempo metas finales” (Congregación para la Educación Católica, 1977. párr. 34). Según esta perspectiva, la Iglesia está llamada a fomentar una educación integral inspirada en los valores del Evangelio, en cuanto sean escuelas de cuidado y espacios relacionales y en pastoral para promover la fraternidad, como nos lo recuerda el Papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti (2020b).

Así mismo, la Iglesia puede fomentar una educación integral inspirada en los valores del Evangelio cuando:
 
  • Su enseñanza está orientada a la defensa de la vida, de la libertad, la participación y la libre expresión;
  • Acoge las diferencias y la solidaridad con los más vulnerables;
  • Promueve la democratización de la educación porque las escuelas están abiertas a todos los que quieran hacer parte de su propuesta educativa;
  • Defiende la familia como célula básica de la sociedad;
  • Se integra al proceso de desarrollo social, que, sin perder la identidad, participa activamente en este mundo pluralista y globalizado (Principios del Ideario de CONACED. p. 9).

Por otro lado, será una educación inspirada en los valores del Evangelio cuando en sus escenarios pedagógicos promueva la apertura al mundo, la capacidad relacional con todos, el respeto mutuo y valoración de las diferencias; lo cual permitirá superar la lógica de las divisiones en cualquier ámbito, ya sea religioso, político o social y, por otro lado, prevenir la discriminación y la violencia.

Finalmente, la Iglesia puede fomentar una educación integral inspirada en los valores del Evangelio, en la medida que, en sus espacios de formación, se diseñen escenarios pedagógicos que permitan la reflexión, el debate y la acción favoreciendo la comunicación, el intercambio de opiniones, la expresión de sentimientos y la construcción de acuerdos.

Por lo cual, exhorto a todos y cada uno de los colegios de la Congregación a que continúen con entusiasmo y animados por el gran impacto de nuestra tarea, a seguir siendo germen del Evangelio y sembrando reino en medio de la comunidad educativa, dando ejemplo de la verdadera sinodalidad y caminando juntas en esta gran misión.


Referencias