Roma (Italia), 10/10/2023, Hna. Rosmery Castañeda, miembro del Sínodo.-¡Saludos! Este es el primer domingo dentro del tiempo de la Asamblea Sinodal y desde el Aula Pablo VI en Roma. Acompañada de la Palabra de Dios, quiero expresarle en pocas líneas lo que ha sido estos primeros ocho días del Sínodo. Sólo por su misericordia puedo narrarles tan maravillosos encuentros que estamos viviendo como Iglesia, “la Viña que Él plantó”.
El Papa Francisco, abrió el Sínodo con una oración ecuménica en la Plaza de San Pedro, cuya liturgia fue dirigida por los hermanos de Taizé… Allí el Santo Padre y la Asamblea Sinodal y todos los que nos acompañaban, orábamos pidiendo la fuerza y la Luz del Espíritu Santo, es Él quién abre, orienta y guía este camino sinodal. Una vez salimos de tan hermosa Oración Ecuménica nos dirigimos a la casa de Retiro Fraterna Domus, allí, fueron tres días de silencio, oración, reflexión, dirigidos por Fray Timothy Radcliffe, O.P. Excelente Predicador que con el mismo Evangelio, nos fue llevando a la Experiencia Tabórica, porque así debe ser éste Camino Sinodal: “Estar con Jesús, orar con Jesús, escuchar a Jesús” porque sólo a partir de Jesús emprendemos el Camino hacia Jerusalén, aunque muchas veces no lo entendemos como les pasó a sus discípulos y en Jerusalén la experiencia Pascual. Además, nos acompañaba la Rv. María Gracia Angelini, O.S.B. Dándonos esos toques espirituales para celebrar en profundidad la divina liturgia.
Los días 4 al 7 de octubre fueron días de estudio, reflexión y “discernimiento” del Módulo A. del IL, que nos llevó cada jornada desde las 8am hasta las 7.30pm. El ritmo de la conversación en el Espíritu que es el método elegido para este Sínodo, nos ha favorecido facilitarnos la palabra, escuchar al Espíritu, gozar del encuentro fraterno que se va dando en las mesas de trabajo… “hay momentos de silencio profundo” en los que sentimos palpitar las voces que hemos traído, porque hemos escuchado a nuestros pueblos. Todos decimos: “Estamos aprendiendo a silenciarnos para escucharme y escucharnos, estamos aprendiendo a discernir para ver qué nos dice el Espíritu”.
La presencia del Papa Francisco como un bautizado más entre nosotros, es verdaderamente un “reto”, es un hombre sinodal: su sencillez, su humildad, su acogida con cada uno de los presentes, su estilo alegre en los momentos de descanso, el deseo de aprenderse los nombres de aquellos que estamos cerca, hasta en la forma de comerse una galleta, nos habla de lo humano que es él. Pide la palabra y como uno más, espera su turno, respetando los tres minutos que se da a cada participante.
Signos distintivos de una Iglesia sinodal que emergen en este caminar sinodal
La alegría del encuentro, La apertura a la escucha., La acogida como signo e instrumento de inclusión social, El valor del Bautismo que nos hace pueblo de Dios. El reconocer y valorar la vocación del otro en sus carismas y ministerios. Destacamos la importancia de la Palabra, que nos forma en la escucha recíproca y nos lleva a estar abiertos al Espíritu.
Sin embargo, también hemos sentido resistencias a este camino sinodal: Algunos no han podido, o no han querido o no han sabido participar. En algunas zonas, la falta de participación en el proceso sinodal ha sido expresión visible de indiferencia, rechazo, apatía, clericalismo…
En resumen, hemos tomado conciencia de estar asumiendo de nuevo el estilo sinodal propio de la Iglesia de los primeros siglos desde el impulso dado a la eclesiología de Comunión por el Concilio Vaticano II. Todo ello abre la puerta de la esperanza para seguir caminando e invitar a este “caminar juntos” a tantos que todavía no se han incorporado.
Es muy necesaria la formación en perspectiva sinodal en los itinerarios formativos, iniciales y permanentes, de todas las vocaciones para entrar en la nueva mentalidad de discípulos-misioneros (laicos, ordenados y consagrados) que caminan juntos.
Es apenas un brevísimo resumen de todo lo que hemos vivido y experimentado en este ambiente sinodal. La próxima semana vamos a trabajar el Módulo B.1. del Instrumentum Laboris (IL).
Confiando en sus oración.