Amman (Jordania), 20/09/2021, Hna. Aliya Hikmat.- El Día Internacional de la Paz se celebra cada año el 21 de septiembre. Establecido en 1981 por las Naciones Unidas, es un día dedicado a fortalecer los ideales de la paz, mediante la observación de 24 horas sin violencia y un alto al fuego. Este día no debe confundirse con el Día Mundial de la Paz, celebrado el 1 de enero, el cual consiste en una jornada de oración por la paz instituida en la Iglesia católica por el Papa Pablo VI en 1968.
El tema para el 2021 es "Recuperase para mejorar y crear un mundo equitativo y sostenible". Es un llamado a unirse a las Naciones Unidas para recuperarnos mejor y conseguir un mundo más pacífico oponiéndonos a todos los actos de odio tanto en Internet, como fuera de él; y difundir compasión, bondad y la esperanza frente a la pandemia.[1]
Todos aspiran a la paz en diferentes ámbitos de la vida: la paz del corazón, en la familia, en el trabajo, en el país... etc. En el Medio Oriente, nos hemos convertido en personas que sueñan con la paz mientras ésta está ausente, a causa de las guerras y los conflictos por los que hemos travesado en nuestra región. Lo mismo ocurre en algunos países de África y también en Afganistán y otras partes del mundo.
Hemos olvidado que, por encima de todo, la paz es una bendición y ésta se vive en armonía y en solidaridad con los demás. Según el Papa Francisco, no hay paz sin la cultura del cuidado, el cual exige un compromiso común, solidario e inclusivo, para trabajar por la reconciliación y la sanación... el camino privilegiado para la paz. "En muchos lugares del mundo hacen falta caminos de paz que lleven a cicatrizar las heridas, se necesitan artesanos de paz dispuestos a generar procesos de sanación y de reencuentro con ingenio y audacia". [2]
En Irak, tuvimos la alegría de acoger al Papa Francisco, "peregrino de la paz", durante su histórica y apostólica visita del 5 al 8 de marzo de 2021. Él dijo: "Vengo como peregrino de la paz, en nombre de Cristo, Príncipe de la paz".[3] La visita del Papa fue una fuente de fuerza, ya que nos llenó de esperanza y alegría después de tantos años de guerra y desesperación.
He aquí algunos extractos de sus palabras en el Palacio Presidencial de Bagdad el viernes 5 de marzo de 2021:
También en Irak la Iglesia católica desea ser amiga de todos y, a través del diálogo, colaborar de manera constructiva con las otras religiones, por la causa de la paz. "La religión, por su propia naturaleza, debe estar al servicio de la paz y la fraternidad".
En este momento, con la propagación de la epidemia del Coronavirus, es urgente trabajar juntos por la paz, especialmente después de tanto sufrimiento ocasionado por las guerras, el terrorismo y la intolerancia religiosa. Pero hay que tener en cuenta que "no habrá paz sin compartir y aceptar, sin una justicia que garantice la equidad y el progreso para todos, empezando por los más vulnerables. No habrá paz si no se tiende la mano a los demás... La paz no requiere de vencedores ni vencidos, sino de hermanos y hermanas que, a pesar de todos los malentendidos y las heridas del pasado, sean capaces de pasar del conflicto a la unidad".[4]
Tomemos el ejemplo de nuestra fundadora, Marie Poussepin, que fue una mujer de paz y que hizo de la misión de justicia y paz una parte integral de nuestro carisma dominicano, y recemos por la paz, el perdón y la fraternidad a través de la conversión de los corazones, confiando en la promesa de Jesús: "Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios", y confiemos nuestro mundo a la Virgen María, madre de la esperanza y madre nuestra, para que nos ayude a motivar la paz en nuestro interior y en nuestro entorno.