Chañaral, Atacama (Chile), 19/04/2023, Hna. Gabriela Vergara.- Del 5 al 9 de abril, un grupo de 12 jóvenes (8 mujeres y 4 varones) pertenecientes a los Colegios en dónde realizan la misión las hermanas: Colegio Católico Manuel Montt de Petorca, Colegio Marie Poussepin, Putaendo, Colegio Nuestra Señora de la Presentación, Melipilla y Colegio Parroquial Maria Goretti, Concón, acompañados de 4 hermanas, vivieron la experiencia de Misión en Semana Santa en la comunidad de El Salado, Chañaral, región de Atacama.
Favorecer un espacio de formación misionera y el acompañamiento a la comunidad cristiana del lugar fueron los objetivos de esta iniciativa que surge desde la Pastoral Juvenil Vocacional de la Viceprovincia.
Las hermanas de la comunidad local de Chañaral y el párroco Mark Mallia, dieron la acogida al grupo de jóvenes misioneros, en un espacio de compartir, conversaron sobre la realidad de la Parroquia con sus capillas, el porqué de la misión, eso permitió a los jóvenes ubicarse en el lugar y conocer un poco la realidad, luego, junto a H. Sandra Segovia hicieron un recorrido por la población en el sector que fue afectado por el aluvión del año 2015 que aún vive las consecuencias de tan grande tragedia.
Las hermanas y el párroco dispusieron todo lo necesario para la misión: alojamiento, alimentación, transporte. Es así como al llegar a El Salado estaba todo dispuesto en la Escuela básica que nos acogió como centro de la misión.
En un ambiente de cercanía, alegría juvenil, dinamismo y mucho entusiasmo por ser la primera vez que participaban de una experiencia de misión, los jóvenes vivieron cada uno de los momentos y celebraciones propuestas, espacios que permitieron conocer una nueva realidad, vivenciar la fe desde la experiencia concreta de compartir con las personas del sector y poner al servicio de todos los dones que cada uno ha recibido del Señor.
Cada uno de los días estuvo marcado por la oración y la formación misionera en la mañana, descubriendo desde la Palabra: ¿A quién seguimos?, ¿Qué es ser discípulo misionero? Y luego en la tarde la preparación y celebración junto a la comunidad cristiana de cada uno de los momentos del Triduo Pascual.
Sin lugar a duda al momento de evaluar, cada uno dio gracias por la posibilidad de participación, por los espacios de compartir y crecimiento que esta misión les entregó.
Seguimos confiando al Señor la vida de estos jóvenes que fueron capaces de arriesgarse a vivir esta experiencia, para nosotras las hermanas, conocerlos y seguir acompañándolos sigue siendo nuestro mayor compromiso y desafío.