Caracas (Venezuela), 27/11/2024, Hna. Nícida Díaz Leal.- La Red Clamor Venezuela nos reunimos del 4-7 de noviembre 2024, para elegir el equipo coordinador en el periodo 2025-2027, compartir experiencias, evaluar y organizar para continuar nuestro compromiso en la pastoral de movilidad humana, junto a los migrantes, refugiados, desplazados y víctimas de trata.
Durante este encuentro nacional tuvimos la oportunidad de escuchar los clamores de nuestros hermanos y hermanas migrantes:
- “Visibilicen nuestra situación: nuestra dignidad, las causas que nos obligaron a salir, las dificultades en la trayectoria, los problemas que surgen para podernos quedar e integrar, el aporte que damos”.
- “Actúen ante el callejón cada vez más sin salida al que nos estamos enfrentando, contribuyendo a que nos dejen entrar, nos dejen pasar, nos dejen quedarnos”.
- “Atiendan especialmente a quienes dejamos atrás, a la niñez y adolescencia que camina con nosotros, a las personas migrantes desaparecidas, atoradas, desarraigadas, a nuestra salud psicológica emocional, a las nuevas migraciones climáticas, a la situación migratoria de Haití, y a los pasos más riesgosos que nos vemos obligados a cruzar, como el Darién.
- “Den mayor atención a las víctimas de trata, denunciando el delito en toda su complejidad, previniéndolo en todos los aspectos e incidiendo en las políticas públicas para que apliquen las normativas que ya existen”.
- “Pónganse de acuerdo, trabajen juntos, sean cada vez más proféticos, atiendan las causas por las que nos vimos obligados a emigrar y articúlense con otros, alivien el cansancio de quienes nos acogen, protegen, reciben, defienden, y/o les dan financiamiento para que todos estos servicios sean posibles”.
Estos clamores, son la oración que llega al corazón de Dios, y nos dispone a no quedarnos tranquilos/as, a comprometernos una vez más y caminar con nuestro pueblo al modo de Jesús, haciendo sentir al otro más humano/a y más hermano/a. A ser nube que acoge, cobija, integra y protege. Columna de fuego que sostiene e ilumina en el camino, fortaleciendo la Esperanza cierta de un mañana más digno, donde puedan promoverse humanamente allí donde logran llegar.
Sabemos que no es fácil este compromiso, pero creemos que Dios nos dará la fuerza para seguir adelante fijando nuestros ojos en Jesús, que conoció en carne propia lo que significa ser migrante, desplazado y refugiado, expuesto a toda situación deshumanizante. Él nos dirá con su Palabra como acoger, proteger, integrar y promover a todos los que salen de su país por la crisis humanitaria, situación de guerra, persecución o hambre, etc.
Ver, escuchar, juzgar y actuar; son dinámicas que nos acompañan en la Red Clamor y nos ayudan a ir respondiendo en la medida de nuestras posibilidades a esta realidad que cada vez se torna más difícil, ya que, en medio de la realidad migratoria las personas en movilidad irregular experimentan riesgos de protección que pueden ir desde: Extorción y fraude, explotación laboral y sexual, daños a la integridad física, violencia ligada a grupos armados irregulares, retención de documentos, privación de libertad, robo/hurto, etc.
Vemos con preocupación las consecuencias que deja la migración en nuestro país: Falta de profesionales por la fuga de cerebros, familias fragmentadas, los dejados atrás: niños y ancianos, personas vulnerables, intentos de suicidio.
También dimos una mirada a los países de acogida donde mayormente nuestros/as migrantes se enfrentan a: Tráfico ilegal de personas, explotación laboral y sexual, mendicidad forzada, impactos psicológicos y emocional ante los cambios, xenofobia, etc.
Nos dimos tiempo para preguntarnos: ¿Qué hemos hecho juntos/as en el 2024? Nuestra respuesta, es la memoria agradecida de nuestro corazón. Agradecemos todo el apoyo que los países de acogida ofrecen a nuestros hermanos/as en movilidad, a las Caritas Diocesanas y parroquiales, instituciones religiosas que ofrecen casas de paso y albergues, puntos de hidratación, y alimentación, entrega de kits de higiene y de alimentos, atención médica, asistencia psicosocial y asesoría legal; la ayuda humanitaria que ofrecen las ONGs y las diferentes instancias de las Naciones Unidas. También agradecemos a quienes atienden a los dejados atrás ofreciendo acompañamiento psicológico ante el duelo migratorio, la prevención de la migración ilegal y la trata de personas, capacitación laboral para jóvenes y personas retornadas.
Gracias porque cada acción humanitaria se convierte en obras de Caridad, de la mano del acompañamiento pastoral, como bien nos anima el Papa Francisco con el mensaje de la 1100 Jornada Mundial del Migrante y Refugiado 2024: “Muchos migrantes experimentan a Dios como compañero de viaje, guía y ancla de salvación. Se encomiendan a Él, antes de partir y a Él acuden en situaciones de necesidad. En Él buscan consuelo en los momentos de desesperación. Gracias a Él, hay buenos samaritanos en el camino. A Él, en la oración confían sus esperanzas. Imaginemos cuántas Biblias, Evangelios, libros de oraciones y rosarios acompañan a los migrantes en sus viajes a través de los desiertos, ríos y mares, y de las fronteras de todos los continentes”.
Toda esta realidad, y con nuestro corazón agradecido, la presentamos en la Eucaristía y la entregamos al corazón de María de Guadalupe que con su maternal compañía nos muestra el camino de la sinodalidad para hacer creíble que Dios camina con su pueblo en esta realidad migratoria, nos da la fuerza de la fraternidad para seguir acogiendo y acompañando al que viene a nuestro encuentro y nos pide que no los abandonemos.
Nuestra oración será la fuerza que los anima en la solidaridad representada en tantos rostros acogedores, manos extendidas y corazones fraternos.