Cruzar la Puerta Santa del Jubileo 2025: Una experiencia de fe y comunión haciéndonos peregrinas de la esperanza

on 11 Ene, 2025
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Roma (Italia), 28/12/2025, Hna. Nilda Leticia Miranda Romero.- Cruzar la Puerta Santa del Jubileo 2025 como Comunidad general, fue una experiencia profundamente cargada de espiritualidad y significado, tanto personal como comunitario. Desde el momento en que nos acercamos a la entrada, se percibía una mezcla de emoción y humildad. Atravesar esta puerta, que simboliza el paso hacia una vida renovada y reconciliada con Dios, se convirtió en un momento lleno de gratitud y esperanza.

Este acto nos permitió conectarnos de manera especial con una comunidad de peregrinos provenientes de diferentes lugares y culturas, recordándonos de manera poderosa la unidad y la universalidad de la fe cristiana. Como peregrinas de esperanza, cruzar la Puerta Santa fue un acto de fe que nos invitó a reflexionar sobre la vida cristiana como un camino continuo hacia la santidad, marcado por pequeños pasos de reconciliación, amor y servicio. Para cada una de nosotras, este momento representó una renovación de nuestra confianza en el Señor y un llamado a compartir esa esperanza con el mundo.

La atmósfera dentro de la Basílica estaba impregnada de solemnidad y reverencia. Cada detalle, desde la luz que entraba por los vitrales hasta el murmullo de oraciones, contribuía a crear un ambiente que invitaba a la contemplación y a la renovación espiritual. Durante unos instantes, sentimos cómo el peso de las preocupaciones diarias se desvanecía, dejando espacio para una profunda paz interior.

Este fue también un acto de compromiso con toda la Congregación. En este tiempo de capítulos y asambleas, renovamos nuestra intención de caminar juntas en la fe y vivir de acuerdo con los valores del Evangelio. Este gesto sagrado fue una invitación y un recordatorio de que cada día presenta una nueva oportunidad para comenzar de nuevo, confiando en la gracia divina, en el deseo profundo de transformar la vida, buscando la santidad en lo cotidiano.

Más que una tradición, cruzar la Puerta Santa representó el deseo profundo de avanzar hacia la transformación de vida, buscando la santidad en lo cotidiano. Para todas nosotras, fue un momento profundo para interceder por la Congregación, la Iglesia y el mundo, ofreciendo nuestra vida consagrada como testimonio de amor, servicio y un signo de luz y esperanza en medio de los desafíos actuales. Este gesto colectivo se convirtió en un signo visible de unidad en Cristo y un recordatorio de que somos peregrinas en busca de la eternidad.

Este gesto eclesial es también símbolo de un viaje interior, es una oportunidad para abrir el corazón, recibir la misericordia de Dios y comprometerse a vivir con mayor compasión y fe. Que esta experiencia siga siendo una fuente de inspiración para nuestra vida diaria, guiándonos en nuestro caminar hacia la santidad.