Morelia (México), 02/08/2017, Hna. Janet Ceja, superiora provincial, y Hnas. consejeras.- Desde ya hace algunos meses hemos echado a andar en Morelia el proyecto Casa Marie Poussepin, proyecto provincial que conlleva nuestras esperanzas. Con el favor de Dios, la construcción, está casi terminada y con lo que tenemos ahora, podemos recibir a las primeras jóvenes estudiantes.
Con muchos bríos, las hermanas encargadas, han cumplido la etapa de la construcción y así, aprovechando el encuentro de hermanas mayores, pudimos bendecir el oratorio y la casa, acompañadas por el Excmo. Sr. Alberto Cardenal Suárez Inda. Ese fue un acontecimiento pleno de gratitud sencilla. Hemos terminado una etapa, agradecemos a las hermanas que estuvieron más implicadas en esta. Ellas percibieron con todos sus sentidos, día a día, el avance de la construcción, vieron levantar cada pared, cada piso, cada techo, lloraron los obstáculos, se alegraron con los éxitos.
"Mira ahora que Yahveh te ha elegido
para edificar una Casa que sea su Santuario.
¡Sé fuerte, y manos a la obra! ...
No temas ni desmayes, porque Yahveh Dios,
el Dios mío, está contigo;
no te dejará ni te desamparará,
hasta que acabes toda la obra
para el servicio de la Casa de Yahveh."
I Crónicas, 28, 10. 19-20
Esto ha sido un entrenamiento, un preludio, una metáfora... “Construir una casa, según el modelo dado por Dios, que devenga un santuario para Él”. Esa es la misión que hemos recibido. Y... ¡QUÉ MISIÓN! Desde ahora veremos venir a nosotras, jóvenes universitarias y... ¡estemos seguras! Dios conducirá sus pasos hasta aquí, pues desea establecer su Santuario en ellas, en cada una. A nosotras el deber de facilitar esa obra.
No sin motivo, vimos enfrentar a Paco (Francisco García Alipio), el arquitecto y su equipo de constructores muchas de las dificultades encontradas. De ellos aprendemos que la obra de construir una casa para Dios en las personas, es un arduo trabajo, pero no por ello imposible. Hermanas y jóvenes, llamadas a construir; por eso, como provincia, portémoslas en nuestras oraciones y soportemoslas con nuestro acompañamiento. Las jóvenes que acogeremos son una promesa. Cada una está llamada a dejar que acontezca Dios en ellas.
Bendito sea Dios que nos ha llevado hasta aquí como provincia. Que Él sostenga nuestra fragilidad con su amor y misericordia y lleve a cabo sus proyectos. Agradecemos profundamente a las hermanas de nuestro querido gobierno general todo el apoyo, la confianza y el ánimo que nos dieron. Sin ellas no lo hubiéramos logrado. Rogamos a Dios les siga otorgando la palabra oportuna, cargada de bendición para quien la recibe.