III Domingo de Adviento - Ciclo A

on 08 Dic, 2022
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Ciudad de México (México), Hna. María Lourdes Patricia Hernández Gutiérrez, 11 de diciembre 2022.- Todos estos son signos mesiánicos”.

 

Mt 11, 2-11

"Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades. Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió a sus discípulos a decirle: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?» Jesús les respondió: «Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!» Cuando éstos se marchaban, se puso Jesús a hablar de Juan a la gente: «¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes. Entonces ¿a qué salisteis? ¿A ver un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. Este es de quien está escrito: He aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino. «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él."

ESTUDIO DEL TEXTO

El texto que meditamos hoy se encuentra después de que Jesús ha enviado a sus discípulos a predicar y les ha instruido de cómo actuar.

También les ha dicho las condiciones para ser sus seguidores, "el que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará."

Después de esto, fue a predicar a diferentes ciudades.

Juan el Bautista, anunciaba la penitencia y la conversión para el perdón de los pecados. Fue encarcelado por orden de Herodes, por decirle que estar con la mujer de su hermano no es correcto.

Aunque está en la cárcel, se entera de los milagros que Jesús realiza, pero sus expectativas con respecto al Mesías son muy diferentes a lo que escucha. Él esperaba un Mesías fuerte, poderoso, justiciero, que traería libertad a los cautivos, y salvación. Según lo anunciaron los profetas.

"Ahí viene el Señor Yahveh con poder, y su brazo lo sojuzga todo." Is 40, 10

"Porque es él como fuego de fundidor y como lejía de lavandero. Se sentará para fundir y purgar. Purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como el oro y la plata;" Mal 3, 2-3


Busca respuestas, quiere saber la verdad, quiere descubrir el mensaje y la misión de Jesús. Aislado y en la oscuridad de su celda, se pregunta si él también debe convertirse para entender un Mesías diferente al que él concebía.

Por eso, manda a dos de sus discípulos a preguntar a Jesús si es Él a quien esperaban.

La respuesta de Jesús es desconcertante, no habla de quién es sino de lo que realiza, lo que hace en las personas, todos estos son signos mesiánicos. Cambia la vida de las personas con las que tiene contacto, les restaura su dignidad, sana sus enfermedades y les da esperanza.

Después, Jesús reconoce en Juan un profeta, el profeta que le prepara el camino, el profeta que ha puesto en marcha el anuncio del Mesías, y por esto, le nombra como el mayor nacido entre los hijos de mujer.

MEDITACIÓN

Como Juan, cada uno de nosotros puede tener un concepto y experiencia de Dios, desde nuestra cultura o nuestra forma de pensar. El Evangelio nos invita a buscar aquí y ahora, a dudar de nosotros mismos, a preguntarle a Jesús quién es Él. A acercarnos con un corazón y una mente abiertas para escuchar su Palabra, para descubrir su actuar.

No se trata solamente de saber cosas de Él, sino de vivir una experiencia profunda de su presencia en nuestras vidas. Sabemos que Jesús está entre nosotros, en los más necesitados, en los pobres, en los enfermos, en los despojados y marginados.

… “dichoso aquel que no halle escándalo en mí” Este texto nos invita a creer en Jesús, en sus obras y a sabernos necesitados de Él, a descubrir la novedad de Dios cada día.

Él puede y quiere sanar nuestras cegueras, mismas que no nos permiten ver nuestras fallas, nuestro egoísmo. Quiere limpiarnos de todo aquello que nos impide acercarnos a los demás para vivir la comunión y la caridad, desea abrir nuestros oídos a los clamores de los que están solos, abandonados, que no tienen voz, que han perdido toda esperanza.

Jesús nos anuncia la Buena Nueva, el Reinado de Dios en el que los primeros son los servidores, los mayores son los que se hacen pequeños y se reconocen necesitados de él, en el que todos tenemos lugar y todos caminamos unidos.

Creer en Él y creerle a Él, dejarnos tocar por su Palabra, comprometernos en su misión, es comprometernos con la humanidad y con nuestro mundo, con obras de caridad pequeñas, cotidianas, sencillas a través de las cuales Dios manifiesta su Reino de amor y salva y transforma la realidad que vivimos.

Juan el bautista, dice Jesús, es el mayor nacido entre los hijos de mujer, pero agrega, “el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él”. Ese pequeño en el Reino de los cielos, es aquel que conoce la plenitud de la manifestación de Dios, es decir, Jesús, y le sigue, se hace su discípulo y hace suya la voluntad del Padre.

Estamos invitados a seguirle, Él confía en nosotros.

ORACIÓN

Padre, te damos gracias por Jesús, tu Palabra y tu presencia en nuestras vidas.

Ayúdanos a reconocer nuestras cegueras, cojeras, lepras y todo aquello que no nos deja vivir plenamente como hijos tuyos.

Danos Señor, la gracia de descubrirte presente, y a ejemplo del Bautista buscarte para conocer tu voluntad y hacerla nuestra.

CONTEMPLACIÓN

Estemos atentos para que aquello que realizamos en nuestra vida cotidiana, en el encuentro con los demás manifiesta el amor de Dios y su Reino.

Para ayudarnos a recordar esto, podemos tener presente la siguiente frase del Evangelio:

“Los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva”

  

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