Pastoral vocacional y misión

on 10 Nov, 2024
Visto: 80

Concepción de Cañazas, Veraguas (Panamá), 29/09/2024, Hna. Vanessa Villalobos y Emilianeth Ortega, estudiante Instituto Carmen Conte Lombardo-Comunidad Churuquita Chuiquita.- Entre el 26 al 29 de septiembre, las Hnas. Bertha Atencio, Elisia Perez, Virgelina Gil y Vanessa Villalobos, en compañía de ocho jóvenes pertenecientes al Instituto Carmen Conte Lombardo, Comunidad de Churuquita Chuiquita y cuatro jóvenes del Centro misionero Nuestra Señora de Guadalupe, comunidad El Bale, se dirigieron a la comunidad de la Concepción de Cañazas, en la Provincia de Veraguas, Republica de Panamá.

Esta misión fue organizada con el objetivo de acompañar y fortalecer la vida de fe de esta comunidad, ubicada en una zona rural, también como parte del proceso de pastoral vocacional de las jóvenes en Panamá. Compartimos el testimonio de una de las jóvenes participantes: “Ir a esta misión me ha llenado de una satisfacción increíble tanto espiritualmente, como en mi vida personal, ya que jamás imagine experimentar momentos tan incomparables, único e irrepetibles.

El amor por lo que haces puede romper cualquier tipo de barrera que se te presente

Al llegar a la comunidad de La Concepción de Cañazas tenía muchísimas expectativas de lo que podría vivir, expectativas que fueron completamente superadas con el pasar de los días. Llegamos un viernes por la tarde con una emoción increíble, llenas de energía y curiosidad por iniciar nuestra experiencia como misioneras. Durante el camino para llegar a la comunidad, vimos como algunos niños iban hacia sus casas luego de haber terminado su día escolar, aquellos mismos niños regresaron a su escuelita (en ese lugar nos quedamos los tres días de misión) llenos de deseos por conocer que estaba sucediendo y por qué había un grupo de chicas junto con unas hermanas en su comunidad, luego fueron llegando más niños y ese mismo día con aquellos niños tuvimos nuestra primera misión; nos dividimos en grupos y visitamos diferentes casas a lo largo de la comunidad, en cada una nos recibieron con tanta alegría, se notaba realmente la felicidad por la tan esperada llegada de las misioneras.

El sábado tuvimos otras experiencias increíbles, durante la mañana nos correspondió enseñar a los más pequeños y a los jóvenes; personalmente, yo tenía miedo porque sinceramente no sé cómo tratar con niños pequeños, pero sentí la voz de Dios que me decía: ‘sabes qué! te pondré a prueba’, y asi fue, me correspondió trabajar con los más pequeñitos, niños entre 0 a 4 años. Fue de las mejores experiencias que Dios me ha permitido vivir, porque a pesar del miedo y del no saber cómo enseñarles, pude aflorar mi creatividad y llevarla a otro nivel e ingeniarme para poder captar la atención de los niños y que a su vez ellos aprendieran. Sin duda alguna, más que ellos aprender de nosotras, nosotras aprendimos de ellos, porque se notaba en sus caritas que son tan felices, incluso con lo poco que tienen; ellos no están acostumbrados a lujos, ni comodidades y mucho menos a la tecnología, ellos eran felices con el simple hecho de jugar bajo la lluvia, de jugar con pequeños trompos hechos por sus papás o abuelos. Por la tarde visitamos unas casas junto con otra compañera y una de las hnas., entre ellas la de la maestra de la escuela y me di cuenta de que, el amar tu profesión te lleva a realizar grandes sacrificios, ya que ella caminaba cerca de una hora todos los días, ida y vuelta y atravesaba 3 ríos para poder llegar a la escuela y cumplir su misión como maestra y catequista.

Al finalizar la misión, regrese a mi familia con tantas experiencias y aprendizajes; salimos totalmente de nuestra zona de confort; vivimos tantas cosas nuevas, desde dormir en el suelo solo con una sábana y pequeñas mantas que nos cubrían del frío, hasta comer arroz y sardina todos los días, lo mismo que comen la mayoría de las personas allí. Aprendimos que no hace falta tener mucho para ser felices y que el amor por lo que haces puede romper cualquier tipo de barrera que se te presente. Al terminar esta misión cada una sintió que su espíritu fue renovado y lleno de tanto gozo, que si nos convocaran a una próxima misión nosotras decimos SI sin pensarlos dos veces.”