Incursión de la Congregación en el mundo de los Medios de Comunicación Social (MCS)
“Anunciar a Jesucristo es nuestra misión…” (C.82). La Congregación ha querido ser fiel a su misión de dar a conocer el mensaje de Jesús, para ello se ha sabido ayudar de los diferentes recursos tecnológicos que las distintas épocas de su historia le han ofrecido. Los MCS siguen siendo una oportunidad y al mismo tiempo un reto para este anuncio; hemos dado pasos en su utilización, pero aún falta mucho por arriesgar y por aprender.
Hna. Maria Escayola Coris, superiora general, en la circular del 10 de marzo 2020 nos decía: “Seguimos teniendo muchos desafíos para hacer de los MCS plataformas para el anuncio del Evangelio, son un medio indiscutible e indispensable para la comunicación y la conversación con el mundo”.[1] Gran desafío que, frente a las circunstancias que actualmente vivimos por el COVID-19, nos ha impulsado a perder el miedo y arriesgarnos a hacer uso de la tecnología para anunciar el Evangelio, para acompañarnos y hacernos presentes en diferentes momentos, circunstancias o eventos, generando así esperanza y estrechando vínculos con aquellos que encontramos virtualmente.
La comunicación social considerada como una de las grandes dimensiones de la humanidad, hace al hombre, forja una nueva cultura porque, como dice el Papa Francisco: no nacemos realizados, sino que necesitamos constantemente ser “tejidos” y “bordados”. La vida nos fue dada para invitarnos a seguir tejiendo esa “obra admirable” que somos.[2] Es a través de la comunicación que nos acercamos, que nos damos a conocer y que nos vamos haciendo.
La Congregación de manera asidua nos ha invitado a reflexionar sobre los MCS y tomar una postura. Este llamado tiene su origen en nuestro propio proyecto apostólico “llevar a donde quiera que seamos llamadas, el conocimiento de Jesucristo y de sus misterios”.[3] Hagamos un recuento de este proceso que nos ha permitido hacer camino, establecernos retos e ir configurando nuestro quehacer en el mundo virtual.
- En 1998, el XII CGA de Cali, Colombia se nos decía: “Las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información, engendran también nuevas formas de analfabetismo…por consiguiente hemos de entrar con discernimiento en el mundo de la tecnología y de la comunicación”.[4]
- En el 2002, el XIV CGA de Bangalore, India. “La importancia de los medios de comunicación social, la necesidad de formarnos para su correcto uso y aprovecharlos en la proyección apostólica”.[5]
- En 2004, el 52° Capítulo General se dio apertura a la página web de la Congregación y en 2009 en el 53° Capitulo General, se nos pide prestar atención en “la formación y actualización en los medios de comunicación y en las nuevas tecnologías suscitando una actitud crítica frente a ellos y su adecuada utilización al servicio de la misión”.[6]
- En 2006, el XV CGA de México, se vio que “con la apertura de la página web, estamos invitadas a una mayor comunicación entre nosotras, con relación al mundo, a la misión y a nuestra propia vida de Congregación…”.[7]
- En 2008, el XVI CGA de Bucaramanga, “…valora el trabajo a través de la página web de la Congregación y de las Provincias”.[8]
- En 2011, el XVII CGA de Cartagena, nos dice “Los medios de comunicación y las nuevas tecnologías reclaman también una formación según los casos”.[9]
- En 2013, el XVIII CGA de Cochabamba, continua con la reflexión: “Aprovechar al máximo los medios de comunicación y las nuevas tecnologías para: evangelizar y facilitar las relaciones al interior de la Congregación”.[10]
- En el 2014, el 54° Capítulo General de Tours - Francia, en el apartado de misión nos recuerda que necesitamos “Incursionar en el mundo de los MCS, asumiéndolos como nuevos lugares de evangelización a través de los cuales se haga efectivo el anuncio de la Palabra, comunicando a Dios con los hombres y a los hombres con Dios”.[11] Además se recibe el proyecto sobre los MCS para la Evangelización, se entregan dos folletos: Los medios de comunicación social al servicio de la evangelización (una aproximación documental y una aproximación práctica).
- En el 2019, el 55° Capítulo General, La Turena - Bucaramanga, al hablar de la misión nos invita a: “Fomentar una adecuada formación en el uso crítico de los MCS para todas las hermanas, desde las primeras etapas de la vida”.[12]
La experiencia que hemos tenidos a lo largo de 2020 y en estos primeros meses de 2021, no solo debido a la crisis sanitaria mundial, sino también con el entusiasmo congregacional suscitado por la celebración del año de gracia por los 25 años de la beatificación de nuestra Madre Fundadora y ahora por los 325 años de nuestra fundación, nos ha permitido aprovechar mejor y de manera diversificada estos medios, descubriendo aún más sus bondades, pero al mismo tiempo la necesidad de una formación doctrinal y tecnológica para anunciar el Evangelio desde las plataformas virtuales, las redes sociales… esos nuevos areópagos tecnológicos que también permiten generar esperanza, compartir nuestra experiencia de Dios, llegar a tantas personas sedientas de la Verdad y que de otra manera no podríamos contactar.
La figura del Papa Francisco y su disposición para hacer de los MCS recursos evangelizadores, son para nosotros una constante invitación. En su mensaje por la 54ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales nos dice: “En medio de la confusión de las voces y de los mensajes que nos rodean, necesitamos una narración humana, que nos hable de nosotros y de la belleza que poseemos. Una narración que sepa mirar al mundo y a los acontecimientos con ternura”.[13] Y en su última encíclica Fratelli Tutti, también nos recuerda que “los medios de comunicación pueden ayudar a que nos sintamos más cercanos los unos a los otros… también ve importante estar atentos para que, las actuales formas de comunicación nos orienten efectivamente al encuentro generoso, a la búsqueda sincera de la verdad íntegra, al servicio, a la cercanía con los últimos, a la tarea de construir el bien común”.[14]
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¿Sabremos nosotras aceptar este reto?
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¿Podremos descubrir la belleza interior que nos habita y hablar de ella?
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¿Arde en nosotras el fuego del Evangelio que no se puede reservar para sí mismo, sino que debe arder en todos y para todos?
Texto: Hna. Martha Mendieta Aztatzi
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