Barcelona (España), 29/05/2022, Hnas. Gemma Morató y Conchi García.- El pasado día 29 de mayo, en el Colegio Maristas “La Inmaculada” de Barcelona, nos reunimos más de 700 personas para celebrar la clausura de la fase diocesana del Sínodo en Barcelona. Este encuentro marca el final de la primera fase de un proceso iniciado por el papa Francisco en octubre de 2021.
Más de setecientas personas se reunieron el pasado 29 de mayo en el acto de clausura de la fase diocesana del Sínodo, presidido por el cardenal arzobispo Juan José Omella.
Asistimos cuatro hermanas Dominicas de la Presentación y disfrutamos de la fraternidad y el compartir de tantos religiosos, laicos, sacerdotes y niños que participaron. La Iglesia universal se vio reflejada en este pequeño/grande número de personas que pusieron voz y presencia a toda la Iglesia de la diócesis.
La corresponsabilidad de los laicos en la Iglesia, el papel de la mujer y el uso de un lenguaje inteligible para la sociedad. Estos son algunos de los retos que se han recopilado en un documento de síntesis elaborado a partir de todas las aportaciones realizadas por los diferentes grupos sinodales de la diócesis de Barcelona que durante este curso han trabajado con la voluntad de ponerse a la escucha del Espíritu, para reflexionar sobre la sinodalidad en la Iglesia católica.
Este camino sinodal, que se ha iniciado por primera vez en la Iglesia, tiene tres fases: una diocesana (octubre 2021-agosto 2022), otra continental (septiembre 2022-marzo 2023) y la última universal (octubre 2023) que culminará en Roma con el Sínodo de los Obispos, donde se recogerán todas las experiencias y los testimonios de este amplio camino sinodal. De ahí el título dado a todo este camino: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión».
El documento de síntesis de la fase diocesana en Barcelona se refiere a una Iglesia que potencie el papel del laicado, favoreciendo su implicación efectiva en la vida de las comunidades y grupos, y de la diócesis. En este sentido, se hace una mención especial al reconocimiento real y efectivo de la igualdad y la dignidad de todos los bautizados, especialmente de las mujeres. Algunas aportaciones piden la posibilidad que asuman un papel activo en la vida eclesial y «se avance en la reflexión sobre su acceso al diaconado y, si fuera posible magisterialmente, al presbiterado». Igualmente, se apuesta por impulsar los diferentes ministerios laicales, en la línea del reciente del catequista, y la institución de aquellos que se descubran como necesarios.
También se insiste en la necesidad de usar «un lenguaje eclesial utilizado a cualquier nivel, que sea sencillo y claro, acorde con el tiempo en el que vivimos, comprensible para todo el mundo».
El próximo hito de este camino sinodal tendrá lugar el próximo 11 de junio en Madrid, en el que los responsables diocesanos del Sínodo de las setenta diócesis españolas se reunirán para compartir las diferentes aportaciones.
El glosario del Sínodo
- SÍNODO: El camino que recorremos juntos todos los bautizados, miembros del Pueblo de Dios. Jesús es el camino, la verdad y la vida; los cristianos, en los orígenes, fuimos llamados los discípulos del camino.
- SINODALIDAD: Todos «caminamos juntos», nos reunimos convocados por el Señor e, impulsados por el Espíritu, nos comprometemos a anunciar el Evangelio: es el estilo peculiar que califica la vida y la misión de la Iglesia.
- DISCERNIMIENTO: La sinodalidad vivida incluye un discernimiento evangélico realizado mediante «reconocer/ver», «interpretar/juzgar» y «elegir/actuar» para de esta manera llegar a una decisión pastoral compartida entre fieles y pastores, que ayude a descubrir la voluntad de Dios en las situaciones concretas.
- COMUNIÓN: Juntos vivimos arraigados en el amor y la unidad de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Inspirados por la escucha de la Palabra de Dios y fortalecidos por la Eucaristía, todos tenemos un papel en el momento de discernir y vivir la llamada que Dios hace a su pueblo.
- PARTICIPACIÓN: Es el punto que hace más fuerte la sinodalidad, ya que parte del Bautismo que posibilita que en la Iglesia todos los componentes del Pueblo de Dios ‒laicado, consagrados y pastores‒ sean corresponsables de la comunión y la misión de la Iglesia.
- MISIÓN: Como Iglesia «en salida», ya que la Iglesia existe para evangelizar y testimoniar el amor de Dios en medio de la familia humana, especialmente en las periferias espirituales y sociales de nuestro mundo.