IV Domingo de Adviento. Ciclo A

on 15 Dic, 2022
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París (Francia), 18 de diciembre de 2022, Sor Anne-Claire Tessier.- "José, hijo de David, no temas..."

 Mt 1, 18-24

18 El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba comprometida para casarse con José; pero antes de vivir juntos se encontró encinta por el poder del Espíritu Santo. 19 José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciar públicamentel a María, decidió separarse de ella en secreto. 20 Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque el hijo que espera es obra del Espíritu Santo. 21 María tendrá un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a su pueblo de sus pecados.”
22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta:
23 “La virgen quedará encinta,
y tendrá un hijo
al que pondrán por nombre Emanuel.”
(que significa: “Dios con nosotros”).
24 Cuando José despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado, y tomó a María por esposa. 25 Pero no hicieron vida conyugal hasta que ella dio a luz a su hijo,ral que José puso por nombre Jesús.
 
 

"José, hijo de David, no temas..."

Es a partir de este versículo que deseo compartir mi reflexión de hoy. 

José es un hombre justo.

En las Escrituras, el término "justo" abarca una dimensión mucho más amplia que la que podemos encontrar en el diccionario. No se trata simplemente de una “preocupación por la justicia” y un “respeto por la ley y la equidad”.[1]

José es un hombre justo en el sentido de que está "ajustado" a Dios, quiere ajustarse lo mejor posible a las expectativas que Dios tiene de él.

Es fácil imaginar que la situación de José era extremadamente difícil de vivir para él. Debe haberse sentido traicionado, herido. Como es justo y respeta la Ley, decide despedir a Maria, pero se niega a hacerlo públicamente, por respeto a su esposa.

El ángel que se le aparece en sueños viene a tranquilizarlo y asegurarle que Dios cuenta con él. A pesar de su miedo, José confía en Dios y acoge a María en su casa.

Esta actitud de José nos invita a mirar y releer nuestras propias actitudes. ¿Estamos atentos a las señales que podemos percibir de Dios en nuestra vida?

A veces nos encontramos en situaciones difíciles y no sabemos cómo actuar o reaccionar. José nos invita a poner estas situaciones en las manos del Señor con confianza.

Confiemos en Dios y hagamos todo lo posible para, a su vez, tratar de ajustar nuestra vida a lo que él espera de nosotros.


[1] Diccionario Larousse