Lectio Divina: Domingo de Pentecostés. Ciclo B

on 16 May, 2024
Visto: 503

Roma (Italia), Hna. Beatriz Elena García Santa, 19 de mayo 2024.- Sólo el amor transforma.

LECTURA

Hechos de los Apóstoles 2, 1 - 11

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban.  Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos.  Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.

Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua.  Con gran admiración y estupor decían: «¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos?  ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua?

Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios».

ESTUDIO DEL TEXTO

Pentecostés era la fiesta judía que recordaba el don de la ley del Sinaí, señalaba la identidad de pueblo de Israel, un modo de permanecer fieles en su relación con Dios. Sin embargo, ahora hay una nueva ley, la ley del amor que sintetiza todas las demás leyes y busca su espacio en el corazón de cada ser humano. Jesús había prometido a sus discípulos que no los dejaría solos y que enviaría el Espíritu Santo. (Cf. Jn 14, 16.26). Lucas relata el cumplimiento de esta promesa, cincuenta días después de la Pascua. Los discípulos están reunidos en el cenáculo, el texto habla de fenómenos: ruidos, viento, fuego, imágenes que el autor sagrado emplea para narrar las manifestaciones de Dios.

MEDITACIÓN

Pentecostés es el tiempo de un nuevo lenguaje

Los Hechos de los apóstoles nos describen el acontecimiento de Pentecostés en primer lugar con signos externos, es rugido, viento, fuego, no tiene fronteras, no se puede contener, son esos signos perceptibles por el oído, la vista, los que finamente nos revelan una realidad más profunda “todos quedaron llenos del Espíritu Santo”, pero esto ¿qué significa? Podríamos decir que tuvieron una experiencia del amor de Dios, que los envolvió, los inundó, los transformó, porque “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rm 5,5)

Y ¿cuál es el efecto? El primer efecto es el sentirse amado y eso implica un nuevo comienzo, un nuevo modo de comunicarse con Dios y con los hermanos, un nuevo lenguaje que todos podemos comprender: el del amor, el de la unidad, donde Dios está en el centro y como consecuencia se miran los acontecimientos desde otra perspectiva porque el amor nunca deja las cosas como están, mueve, transforma, llena de vida.

Pentecostés es el tiempo de la comunión

La comunidad es el lugar privilegiado donde se puede experimentar la presencia del Resucitado, el Espíritu es amor y su fruto es la unidad, la Iglesia de la comunión no excluye, porta a la superación de las divisiones, y si en Babel los hombres no se comprendían a causa de su orgullo y la búsqueda de la primacía de sí mismos, en pentecostés el Espíritu hace posible un nuevo encuentro con Dios y con los demás, siempre que lo dejemos actuar.

Pentecostés es el tiempo del testimonio

Este es el tiempo nuevo, el tiempo de la responsabilidad, de hacerse cargo de la propia vida de fe, de trabajar por un nuevo modo de relación, es el tiempo de la escucha, porque Dios no ha dejado de hablar a la humanidad, y así como para los apóstoles significó emprender un nuevo camino, también a nosotras el Espíritu nos impulsa a construir comunidades donde juntas busquemos el bien común, donde podamos sentirnos hermanas. Podemos preguntarnos:

  • ¿Dónde reconozco la presencia del Espíritu Santo en este momento de mi vida?
  • ¿Qué puedo aportar en mi comunidad para que el Resucitado se haga presente?

ORACIÓN

Ven Espíritu Santo, envíanos desde el cielo un rayo de tu luz, para que siempre te alabemos y te demos gracias. Quédate con nosotros, confórtanos con tu poder, caliéntanos con el fuego de tu amor y haznos constructores de unidad.

CONTEMPLACIÓN

Espíritu Santo llena el universo y transforma mi vida.