Bucaramanga (Colombia), 30/07/2020, Hna. Cecilia Remolina Vargas.- La beatificación es el reconocimiento por parte de la Iglesia de la práctica heroica de las virtudes teologales y cardinales. Reconocimiento que nos impulsa a una mayor fidelidad porque la certeza personal de muchos, se vuelve certeza de la Iglesia, revelación de Dios y se ofrece como camino de espiritualidad.
La beatificación es hora de gracia para la Congregación y para la Iglesia, es fruto que otras sembraron y que a nosotras nos ha correspondido cosechar, es un llamado a la conversión personal, a evaluar y revisar la misión, es momento fuerte de síntesis de toma de conciencia, de participación y de responsabilidad. Nos mantiene en oración y contemplación constante para vivir, según la naturaleza misma de la vida religiosa.
Los pasos de preparación que se van dando en todas las Provincias, Viceprovincias y en la Casa Madre reafirman nuestra voluntad común para hacer que la celebración de los 25 años de la beatificación, corresponda a los criterios y deseos que todas nos hemos propuesto: «vivir esta Gracia», como nos lo recuerda la Hna Inés Mercedes Mejía Toro en sus palabras:
• Memoria de las «maravillas de Dios» en nuestra historia.
• Experiencia espiritual, comunitaria y misionera.
• Nuevo encuentro con el Señor en este «camino de Evangelio» Lo cual supone:
• Una invitación a vivir en plenitud la dimensión contemplativa de nuestra vocación apostólica.
• Una interpelación para mirar las «miserias del Sainville de hoy».
• Un estímulo de solidaridad y de comunión en Iglesia como parte de «un pueblo en marcha».
• Una nueva llamada para un nuevo envío, en apertura universal en disponibilidad de Encarnación.
La beatificación no puede ser un ¡punto de llegada!, ella tiene que constituirse para nosotras en el gran reto de conversión que nos lleve a recorrer el camino de santidad de Marie Poussepin.
EL MILAGRO
Se trata de una joven llamada Charlotte Laniol de 21 años, vinculada al servicio de los enfermos del hospicio de Beaugency, región del Loiret en Francia. El 21 de julio de 1911, sintió quebrantos de salud: dolores de cabeza, musculares y fiebre. Luego fueron apareciendo otros síntomas propios del deterioro de los órganos, de la piel, de las mucosas y del sistema nervioso, se atribuyó esta fiebre a un tifo, diagnóstico que se confirmó después de un serio examen. Veinte días después, la enferma se agravó de tal manera que se presagió una hemorragia intestinal. Los médicos previnieron sobre el poco tiempo de vida que le quedaba. Las Hermanas iniciaron el 9 de agosto una novena de oraciones a Dios para obtener por la intercesión de Marie Poussepin, la curación de Charlotte. El 11 a medio día colocaron sobre la cabeza de la enferma una imagen de la sierva de Dios e hicieron que ella misma le solicitara la curación. Luego, sin ninguna explicación científica posible, Charlotte, recupera la salud de una forma inmediata. La reunión de médicos de la congregación para las causas de los Santos realizada el 17 de diciembre de 1992 confirma que esta curación fue inmediata, plena y durable y que ella no podía explicarse científicamente en esa época.
Por la labor durante toda su vida al servicio de los demás, Marie Poussepin fue beatificada el 20 de noviembre de 1994 en Roma, por su santidad el Papa Juan Pablo II recibió el título de apóstol social de la caridad... la beatificación tiene como objetivo proponerla como modelo de vida cristiana y santidad.
Hemos emprendido esta fiesta en familia Presentación, todos unidos padres de familia, estudiantes, profesores personales operativo, administrativo y amigos del colegio.