Francia: Cartas a Marie Poussepin - 1

on 22 Abr, 2020
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Francia, 21/04/2020.- Desde tiempos inmemoriales, la carta ha sido un medio de comunicación que permite acortar distancias, favorecer la reflexión y expresar serenamente lo que en muchas ocasiones no se dice verbalmente. Durante este Año de Gracia, las Hermanas de la provincia de Francia han promovido la iniciativa de compartir algunas cartas redactadas por ellas mismas y dirigidas a Marie Poussepin. Aquí iremos presentando poco a poco varias de ellas. Si desea participar de esta iniciativa y compartir la carta que le ha escrito a Marie Poussepin, la puede dirigir a la dirección de la Comisión del Año de Gracia: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Dime, Marie Poussepin...

"No se hará distinción de país o de nacimiento; se preferirán aquellas que tengan una mejor disposición para dedicarse por completo al servicio de Dios..." (R 58).
Dime, Marie Poussepin, ¿eras una visionaria cuando escribiste estas líneas en los "Reglamentos de Sainville"?
¿Habías visto a tus hermanas, a tus hijas salir de Francia para responder a la llamada de Irak, de Colombia?
¿Habías visto a tus hermanas, tus hijas de hoy iraquíes, latinoamericanas, africanas, indianas... ¿en tantos países en el mundo?
La Revolución Francesa no logró destruirte, ni hacer desaparecer tu trabajo...
Después de unos años de dispersión, dieciséis de tus hermanas, de tus hijas, se encontraron como un "pequeño resto" en Janville dando la señal para un nuevo comienzo, en un momento en que Francia estaba tan necesitada de Hermanas de la caridad...
No te conocía, pero te reconocí... Te reconocí en tus hermanas, tus hijas entregándose al servicio de los enfermos, en el hospital de Mortagne au Perche, ¡verdaderas Hermanas de la Caridad!
Desde la infancia, soñando con ser enfermera, en tus hermanas, tus hijas, te reconocí... y vine "a vivir y a morir, al servicio de la Iglesia, en el Ejercicio de la Caridad". 
En la tierra del exilio, me apoyaste, me animaste y te oí decir: "Estás lejos de tu casa... pero no lejos de la mirada de tu Dios... Él está aquí como en cualquier otro lugar y lo encontrarás allí con la misma facilidad si lo buscas con la misma fidelidad." (RG).
Hoy, desde Francia, sólo un "pequeño resto"... ¿Pero qué importa si el grano lanzado en los fértiles surcos de Beauce germina, crece y da fruto bajo otros cielos... como verdaderas Hermanas de la Caridad...
"Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo... pero si muere, da mucho fruto!" (Jn 12,24).

Rettel, el 31/03/2020
Sr. Michel de la Présentation

A Marie Poussepin

Querida Marie Poussepin,
Juntas demos gracias a Aquel cuya plena luz compartes;  El que, hace unos sesenta años, hizo que nos encontráramos, a través del pequeño libro "La obrera de la Providencia". Lo que la autora de este libro decía de tí me llegó a la parte más profunda de mí, hasta el punto de decirme: "Es en esta familia religiosa en donde deseo comprometer mi vida en el seguimiento de Cristo".
Sesenta años más tarde, como "la gota en el borde de un cubo", el "grano de arena devuelto a la playa por el océano", yo, a pesar de las apariencias, también me hago parte de esta familia creada por su dinamismo en el corazón de la Iglesia.
Me enseñaste, creo, a enfrentar la crudeza de los acontecimientos; a "habitarlos", para enfrentarlos; dejar hablar lo que viene al corazón, más como un impulso para hacer mi camino allí, el mío entre otros, en la periferia; una ruta en la que he estado siempre acompañada en lo más profundo de mi ser por Aquel a quien llamas "Providencia", incluso en medio de tormentas, malentendidos, dudas, incluso revoluciones.
¿Pero no has conocido esos pasajes por donde caminabas contando con la "fidelidad de tu Dios" en la que te descubriste como "la obrera" en una sociedad que no tiene nada que envidiar a las torpezas de nuestro mundo actual. Obrera de un momento, en la historia del momento, la organización social del momento, el griterío y las esperanzas de los hombres y mujeres del momento: Las llamadas del momento dejando a la Providencia lo que no estaba en sus manos.
Tu "rostro" siempre me ha acompañado, me ha hablado, me ha invitado y a menudo me ha interrogado; así como tus Reglamentos en un camino cuya forma contrasta con sus deseos fraternales y comunitarios. A pesar de las apariencias, los momentos cruciales de opciones estructurales siempre se han hecho en un diálogo claro y en la confianza de las que tenían autoridad en ese momento. ¡Y tú lo sabes!
Al acercarse el final del viaje, sólo puedo dar gracias por el camino recorrido: su riqueza, sus alegrías, sus avances, sus victorias humanas; pero también sus fragilidades, sus límites, su pecado, tanto personal como colectivo. Simplemente, vertiendo esta gota de agua en el vino del cáliz hago esta Oración: "Como esta agua se mezcla con vino para el sacramento de la Alianza, que nos unamos a la divinidad de Aquel que compartió nuestra humanidad".
Hasta pronto, cuando nos encontremos en la Luz definitiva,
Limoges, el 01/03/2020
Jeanne Marie Pagnoux (nacida el 14 de octubre de 1939)