Bogotá (Colombia) / Perico (Cuba), 18/07/2020.- Desde la provincia de Bogotá siguen escribiendo a Marie Poussepin.
Marie Poussepin, en las tinieblas brilla como una luz
Dourdan ciudad pequeña
con su bello cielo azul,
lugar hermoso para vivir.
Allí el 14 de octubre de 1653
nace una niña
que ilumina el hogar
de la familia Poussepin.
El mismo día de su nacimiento
las aguas bautismales
bañan la frente de esta
nueva hija de Dios;
y como un presagio
de amor y de ternura
se llamó Marie.
La niña fue creciendo,
en una vida cristiana auténtica:
en su familia,
le dieron valores de fe,
trabajo, rectitud;
marcarán su vida para siempre.
Desde niña
aprende al lado de su madre
a visitar al pobre, al enfermo, al indigente:
a escuchar palabras de Evangelio,
que hacen más rica la sopita,
el cariño y el sabroso pan.
En este ambiente Marie se vuelve joven;
siente los rigores de la guerra,
el hambre, la peste, la miseria.
De esta calamidad aprende
a luchar con más fuerza, más constancia
y con mayor tesón.
Marie siente en su alma
el llamado de la misericordia
para aliviar la miseria.
Los huérfanos necesitan una madre
cariñosa y tierna;
los jóvenes y las mujeres,
esperan orientación y trabajo.
¡El camino está abierto!
El hambre y la miseria
allí la esperan.
En su mente y corazón
resuenan las palabras:
“Deja tu Tierra y ve a la tierra que yo te mostraré”.
Deja su amada Dourdan;
allí quedan sus más bellos recuerdos:
casa paterna, parroquia, amigos, historia…
Una ciudad ya fortalecida,
Por la industria y el comercio organizados.
La misión aquí ya está cumplida.
El invierno de 1695 - 96 presenció el éxodo de Marie,
para ir a realizar los más bellos sueños
acariciados y madurados por largos años;
los campos la vieron pasar por última vez.
La respuesta urge,
la llama del amor arde en su corazón.
Con paso firme entra en Sainville
sencilla y humilde población;
en adelante será su esperanza,
su desvelo, para el futuro de la obra;
que le inspira su amado Señor.
Los muros de piedra
de la vetusta Iglesia
la vieron entrar y salir
por la puertecita lateral,
todos los días durante medio siglo.
En largas horas de silencio y oración,
con la religiosa sencillez de su alma;
sembró las cimientes de la Congregación.
Empieza a trabajar en la promoción social cristiana,
con niñas pobres sin asilo y sin recursos.
enseña a leer, escribir y trabajar,
visita a los enfermos,
forma sus hermanas,
consolida su comunidad.
“Llevarán a donde sean llamadas
el conocimiento de Cristo y sus misterios”.
El Señor bendice la obra de Marie Poussepin.
La comunidad crece cada día
en obras y en hermanas;
el Reino de Dios se expande,
la fundadora contempla agradecida.
Dios desde el cielo mira y sonríe.
Madre fundadora, venimos a contarle,
las preocupaciones que el mundo vive hoy.
Hoy como ayer,
el mundo está herido.
La tierra clama a gritos su cuidado.
El hombre gime
bajo la angustia que le oprime;
el dolor, el hambre, la miseria, la muerte
y la destrucción del planeta.
Por todas partes ronda
el espectro del corona virus,
hace sentir la impotencia del hombre
para combatirlo.
El grito de la humanidad
parece ahogarse en el vacío,
desde el extremo de un continente a otro.
El terrible enemigo invisible
pretende dominarlo todo.
Entumecido el mundo de dolor clama
“¿De dónde nos vendrá el auxilio?”
para responder con sensatez
“El auxilio nos viene del Señor”.
No es un cambio de época
es una época de cambio,
que nos tomó por sorpresa;
Sin saber cómo vivir:
Reinventar, crear, impulsar…
tomar nuevos caminos de
solidaridad, trabajo y oración.
Ayúdanos, madre.
A encontrar caminos de esperanza,
a luchar con fe y con amor.
Tomadas de la mano de María,
veremos que un día el mundo brillará
con luz más radiante que la del mismo sol.
Hna. Ángela Victoria
Gracias Marie Poussepin porque escuchaste y seguiste la voz de Dios
Gracias Marie Poussepin, por responder al llamado de Dios; por seguir los pasos de Jesús; por el servicio en la parroquia a los enfermos, niños y jóvenes. Gracias porque a través de tu caridad hecha acción descubrimos la bondad de Dios en tu testimonio de vida.
Gracias Marie Poussepin, porque supiste captar la presencia de Dios en la Palabra y en la realidad; por socorrer a los huérfanos, las viudas, los pobres y los enfermos de tu alrededor. Por los dones recibidos de Dios puestos al servicio de Caridad, siendo toda de Dios y toda del prójimo.
Gracias Marie Poussepin, por ser Buen Samaritano; por acoger a María Olivier en tu casa y por dar auxilio a quienes lo necesitaban; por responder al llamado de Dios a fundar la Comunidad; por seguir la espiritualidad de Domingo y el carisma de Caridad.
Gracias Marie Poussepin, por tu vida ejemplar en obras y en acciones; por la ternura y vigilancia con la niñez y juventud; por instruirnos en las virtudes que nos acercan a Dios; por imitar a la Santísima Virgen María y por poner bajo su protección la Congregación.
Gracias Marie Poussepin, por perpetuar a través de tus hijas el amor y servicio a Dios en la entrega generosa y sin reserva. Gracias porque nos permites transmitir el carisma recibido y nos invitas a acoger la novedad que el Espíritu suscita hoy.
Gracias Marie Poussepin, porque viste lo que era recto a los ojos de Dios y lo cumpliste; por comunicar vida y esperanza a la humanidad; por los Reglamentos base de nuestra legislación que nos acercan al Evangelio; gracias por tus hijas hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación.
Gracias Marie Poussepin, por tus ojos dulces y amorosos como faros de luz en el camino; porque con tus manos de entrega nos vas señalando la meta que ha de llevarnos al encuentro con Jesucristo nuestro Amigo, nuestro Hermano, nuestro Todo.
Gracias Marie Poussepin, por formarnos en la fe, esperanza y caridad; por los tres siglos de anuncio de Jesucristo y sus misterios; porque celebramos 25 años de reconocimiento de tu bienaventuranza como Apóstol social de la caridad, por el trabajo.
Gracias, mil gracias Marie Poussepin, por no haberte reservado nada, para dar Gloria a Dios, por caminar tras las huellas de Jesús en el servicio alegre y amoroso a los hermanos. Permite que como tú veamos lo que es recto a los ojos del Señor y lo cumplamos con amor y entrega fiel en el hoy de nuestra historia.
Marie Poussepin, acompaña nuestro caminar. Intercede por nosotras.
Hna. Gladis Rodríguez Estepa - Comunidad Perico - Cuba