Chile, 1/11/2020, Carmen González Moreno.- Soy Carmen González Moreno, conocí la Congregación en Melipilla y me sentí profundamente identificada con el Carisma de Marie Poussepin. Tuve la gracia de compartir la vida y misión de la Congregación, como religiosa, por nueve años, tiempo de una muy rica experiencia comunitaria y misionera, durante el cual pude crecer humana y espiritualmente, poniendo al servicio del bien común la formación recibida y los talentos que el Señor me regaló.
En el caminar de mi vida religiosa descubrí que no era ese mi camino, pero guardé en mi corazón el espíritu de servicio aprendido de Marie Poussepin y de sus hijas; por eso, al retirarme comencé a trabajar en salud y durante 10 años estuve como voluntaria en el “Hogar de Cristo”, centro de acogida y atención para los habitantes de calle.
En este tiempo de gracia que vive la Congregación al celebrar los 25 años de su Beatificación, quisiera compartir con ustedes este hermoso mosaico que me regaló mi cuñada, hecho por ella en mis 50 años, ya que sabía lo significativa que era en mi vida, esta mujer que desde mi adolescencia cautivó mi corazón y que a través de los años ha sido mi referente en el empeño diario por vivir la fe. Sin lugar a dudas este tiempo de gracia y alegría que vive la Congregación, lo ha sido también para mí, al igual que el gozo profundo de recordar su vida que ha sido conocida por mi familia y mis amigos, a través de mi testimonio de fe y espiritualidad. Mis hijas desde pequeñas la ven como “la abuela francesa” que las cuida y las regalonea, por eso, desde sus primeras palabras la llaman “la abu Marié”.
No estoy dentro de la Congregación pero me siento parte de ella, acompaño y visito a las hermanas y las puertas de mi casa están siempre abiertas para ellas. También me siento parte de este legado hermoso que es el Carisma de la Fundadora, ya que ha sido un motor en cada paso de mi vida, como consagrada, madre, esposa y viuda. Ella me entrega una fuerza renovadora que a pesar de las dificultades de la vida siempre me levanta y me anima a seguir por el mejor camino.
Mi abrazo cariñoso para cada hermana en el mundo y mi eterno amor a mi querida madre Marie Poussepin.